Una tormenta diplomática sobre Viena

TrompetistaEn Ankara están que trinan con el Gobierno de Viena. Esta Pequeña República ya se prepara para posibles sanciones ¿Llegará la sangre al río?

23 de Abril.- Cuando dos países empiezan a llevarse mal (pongamos por caso España y Venezuela, con una larga lista de conflictos a sus espaldas) las reglas impuestas por el derecho internacional llevan a que la escalada se vaya haciendo por tramos.

Cuando el río diplomático crece

El paso uno es que el Gobierno al que le pica la actuación de otro país llama al embajador de ese país y le pregunta:

Buenos días.

-Hola, buenos días ¿En qué le puedo ayudar?

-Oiga usted ¿Por qué han hecho ustedes esto? Con lo bien que nos hemos llevado nosotros siempre, hay que ver…Esto no se hace…

Y todas estas cosas. Es esta una situación frecuente, particularmente en Estados con gobiernos en los que impera cierto nacionalismo y que, por lo tanto, están a la que salta (por ejemplo el venezolano, por ejemplo el ruso, por ejemplo el turco)

El segundo paso, si el embajador no consigue calmar las cosas haciendo (Antonio) gala de mano izquierda, se produce lo que se llama “llamar al embajador a consultas”. Es un eufemismo por el cual se designa el acto por el cual un Gobierno, como advertencia, retira el embajador durante un par de días para mostrar su descontento.

El siguiente paso es la retirada definitiva del embajador, lo cual no quiere decir que no haya otras relaciones con el país. Por ejemplo, es lo que pasa ahora, si no me equivoco, entre Cuba y Estados Unidos. Hay relaciones pero no existe (aún) la embajada americana en La Habana.

Por último, si las diferencias continúan y no se llega a una resolución del conflicto por las armas (cosa siempre indeseable) se establece una guerra fría que consiste en la ruptura de relaciones diplomáticas con el país de que se trate. Estados Unidos y Cuba, hasta ahora, eran un buen ejemplo. Pero también, por ejemplo, la España franquista con el estado de Israel.

Turquía contra Austria

En estos días se ha producido un nuevo conflicto que ha enfrentado a la República Austriaca con Turquía. Es el enésimo de una lista, desafortunadamente larga, de discrepancias entre Viena y Ankara y es que el premier turco, ya lo decíamos aquí, no es un señor fácil y, como les sucede a otros políticos tramposos (los griegos, un poner) tienden a ocultar los problemas de su gestión interior lanzando cortinas de humo desde el ministerio de asuntos exteriores.

Esta vez ha sido por el reconocimiento (y condena) por parte del Parlamento austriaco del genocidio armenio producido entre 1915 y 1923 (que empezó en el periodo, por cierto, en que la entonces monarquía austro-húngara era aliadísima del imperio otomano contra las potencias aliadas en la primera guerra mundial).En Turquía, dicho papel de condena ha sentado a cuerno quemado.

Ankara respiraba, por cierto, por la herida. Antes, había sido el Vaticano, a través de su jefe de Estado, el papa Paquirri, el que había puesto el dedo en la yaga del que se considera el primer genocidio moderno. Genocidio, por cierto, que Turquía no reconoce como tal y cuyo reconocimiento pone como condición sine qua non la Unión Europea para que Turquía entre a formar parte de la casa común.

El malestar en Ankara es intenso y el Gobierno turco habla –habrá que ver hasta qué punto en serio- de emprender sanciones para mandar a la República austriaca al rincón de pensar.

En este momento hay unas 650 empresas austriacas operando en Turquía, y serían aquellas a las que podría afectarles el recrudecimiento hipotético del conflicto. También hay excavaciones arqueológicas cuyos permisos son renovados anualmente y que el Gobierno turco podría obstaculizar o parar.

Mañana hay convocadas 5000 personas en Viena para manifestarse ante el parlamento austriaco por lo que, desde Ankara, se considera una injerencia en los asuntos internos de los turcos. En el pasado, con otros países, este tipo de cosas han durado lo que dura en la primera plana del Österreich (gran periódico) cualquier asunto cualquiera. En realidad, toda la cosa tiene bastante pinta de un gag de relaciones públicas de un Gobierno como el de Erdogan (de un Gobierno como el de Putin) que periódicamente necesita un chute de enemigo común exterior para mantener, como se cantaba en el franquismo, “prietas las filas”.

De momento, el Ministro de Exteriores austriaco, Sr. Marianico el Corto…Digoooo Sebastian Kurz, ya ha hablado con su homólogo turqués, para explicarle que la declaración de condena al genocidio armenio ha sido rubricada por todos los partidos que representan al pueblo austriaco y que en países como Austria, ese tipo de cosas (todavía) se respetan ¿Servirá de algo la llamada? Solo el tiempo lo dirá.


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Comentarios

Una respuesta a «Una tormenta diplomática sobre Viena»

  1. Avatar de Luis
    Luis

    Para compensar, leo en el BOE que las “históricas relaciones de amistad” entre Austria y España se refuerzan con una nueva Oficina Consular Honoraria de España en Carintia, así que los que viváis allí ya tenéis más cerca a vuestro cónsul de referencia

    http://www.boe.es/boe/dias/2015/04/24/pdfs/BOE-A-2015-4455.pdf

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