Los Soles del Sur representan Los Palomos

Los palomosUna gran oportunidad de disfrutar de un placer infrecuente: teatro en español en Viena

18 de Junio.- Durante casi dos décadas, mediados de los cincuenta, finales de los sesenta, el dramaturgo español Alfonso Paso fue la alegría de las cuentas de la Sociedad General de Autores, bien por sus obras de teatro, que se disputaban todos los primeros actores de aquella generación gloriosa, o bien por las rentabilísimas adaptaciones al cine de aquellos textos las cuales, a pesar de haber sido hechas con unos medios relativamente modestos, conservan hoy, si no toda su frescura, sí todo el entrañable perfume de una época.

Naturalmente, de una época en la que los autores estaban limitadísimos en sus temas por la censura. La institucional, que no permitía, por ejemplo, que los vasos tuvieran culo (había que decir siempre “el fondo del vaso”) y, nada despreciable, la censura que imponía un público que tampoco estaba preparado para nada más audaz que La Codorniz (que ya lo era mucho y perseguía al lector más inteligente, como decía su célebre eslogan publicitario).

Así pues, el teatro de Paso estaba hecho con lo que estos límites le dejaban al autor y que le dieron forma a nuestro entrañable cine de barrio. Que si las criadas respondonas y aperreadas, que si el plan de desarrollo, que si la renta per cápita, que si el paleto con boina y maleta de cartón con corazón de oro que se enfrenta al señoritingo de ciudad, que si “para torear y casarse hay que arrimarse”, etcétera.

Los Palomos, la obra que representa estos días el grupo de teatro Los Soles del Sur en el Theater Brett, es una de estas (llevada al cine, además, con gan éxito). Elegir poner en pie un texto así exige echarle a la vida un valor más que notable. Primero, porque Alfonso Paso es un autor cuyos laureles, no nos engañemos, están hoy algo marchitos pero sobre todo porque es un dramaturgo con un humor, españolísimo, que está muy atado al tiempo en que sus obras fueron escritas, con lo cual se podría correr el riesgo de que los chistes se le escapasen al público más joven. Segundo porque la comedia es un género de facilidad muy engañosa que exige una gran precisión a la hora de construir las escenas. Una frase colocada un segundo más tarde de lo que debería y la risa se deshace como un suflé que se desinfla.

Los Palomos

Los Soles del Sur salen del intento más que airosos y consiguen que el público, durante algo más de dos horas, se eche unas risas y se lo pase fenomenal. Especial mención merece el divertidísimo quinteto protagonista que lleva el peso de la obra con muchísima sabiduría y que tiene grandes momentos de lo que los americanos llaman screwball comedy. De todas maneras, sin desmerecer a ninguno de ellos, cabe citar especialmente a Eduardo Hernández San Deogracias, un actor que ya quisieran para sí las carteleras madrileñas y la gran mayoría de las series de televisión. Él es Emilio Palomo, el papel que estrenó en 1964 Jose Luis López Vázquez.

En el aspecto técnico, gran ambientación y una gran labor de maquillaje y vestuario. Personalmente, quizá hubiera agradecido una iluminación algo más matizada pero esto es una cuestión de gusto y la opción de Aitana Vivó, la directora, es perfectamente válida también.

En resumen, una oportunidad perfecta de pasar un gran rato y de reirse mucho con un texto puesto en pie con mucho gusto, mucha gracia y toneladas de talento.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.