Pagar, en Austria, es cosa de viejos

ORF Funkhaus¿Pagas por ver la tele? Una sentencia del alto tribunal austriaco ha hecho saltar por los aires el modelo audiovisual austriaco .

20 de Julio.- Se puede decir que hoy el modelo audiovisual austriaco ha saltado por los aires.

Pongámonos en antecedentes: en Austria, la tele pública, la ORF –una cadena con una calidad a años luz de cualquier tele española, aunque no hagan cosas como “El Ministerio del Tiempo”- la pagan los televidentes. Por lo menos en parte. Esto se hace mediante un canon por aparato receptor que recauda una empresa que se llama GIS (Geburen Info Service GmbH). A propósito de este canon y de las argucias de sus cobradores hay todo tipo de leyendas urbanas y los españoles que vivimos aquí, como sucede con otras cosas, como por ejemplo los wáteres de pago, nos resistimos como gato panza arriba a pagar la dichosa tasa. Es natural: si antiguo es el sistema del GIS –y sobre todo, en total desacuerdo con los hábitos de consumo de televisión de una parte de la población cada vez más grande-, antigua es la postura de la gente con respecto a la televisión pública. Vamos, tan antigua como que solo se puede calificar de franquista. Papá Estado nos proporciona a todos una tele gratis de la que, como sucede con los resultados de la selección nacional, todos nos podamos quejar.

Con esto del GIS, naturalmente, los austriacos no inventaron la pólvora. El Canon era de uso corriente en la Europa de la segunda mitad del siglo pasado y, si no me equivoco, la BBC utiliza un procedimiento similar para financiarse. A cambio, la tele pública austriaca emite unos contenidos que están regulados por una ley severa, un auténtico corsé de hierro del que los sucesivos directores del organismo público, desde que llegaron las teles privadas (la telecinquera ATV y la menesterosa Puls 4) se quejan. La ORF debe contribuir a formar y a informar, darle protagonismo a las noticias y a los contenidos culturales y le está prohibido competir en facetas (tetas, culos, mujeres, hombres, zorrrones, chuloputas de discoteca, mierdas varias y viceversa) que forman la columna vertebral de la tele que llamamos “comercial” (haciéndole un favor, obviamente).

Cámara de a ORF

El sistema del GIS estaba fenomenal cuando la tele se veía por el receptor que, durante la mayor parte de nuestra vida, ocupó un lugar prominente en las salas de estar de todas las casas. Sin embargo, cada vez más, la gente (sobre todo los jóvenes) utiliza otros medios para ver la tele. Vamos, utiliza El Medio: internet. Por la lógica antigua, cada vez habrá menos receptores de los de antes (o sea, aparatos pensados solo para ver televisión) y cada vez habrá más aparatos –ordenadores, lo que sea- pensados para ver televisión y, además, hacer otras cosas. De momento, el aparato por excelencia para esto es el ordenador de cada uno.

Pues bien: hoy, el alto tribunal austriaco, muy en contra de los deseos de la ORF y, me permito añadir, muy en contra de lo que, de aquí a cinco años va a ser la realidad mayoritaria del consumo de televisión, ha decidido que por un PC con acceso a internet el Estado no puede permitir el pago del GIS.

La ORF y, con ella, el Estado austriaco se ha dado de narices con lo que está acabando con el paisaje de los medios de comunicación tal y como lo conocíamos. Y es la paradoja siguiente: teóricamente, producir contenidos de calidad cuesta muchísimo dinero pero en la práctica, el dinero que se recauda para producir esos contenidos se aproxima cada vez más a cero. El espectador cada vez está menos dispuesto a pagar por los contenidos que consume –entre otras cosas porque la oferta gratuita de internet es prácticamente un país sin fronteras y para muestra este blog- pero sigue exigiendo la calidad de antes (bueno: o exige que los contenidos se adapten perfectamente a sus gustos: un caso claro es el “embrutesimiento” que algunos de los llamados youtubers ejercen con audiencias masivas y a coste prácticamente nulo: una webcam de los chinos y pare usted de contar).

A todo medio le queda una de dos: o ser extremadamente eficiente en costes o estrujarse la cabeza e ir a muerte por el nicho en donde se encuentra su audiencia. Usted, que me está leyendo, tiene la palabra.

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Comentarios

Una respuesta a «Pagar, en Austria, es cosa de viejos»

  1. Avatar de Bad Vöslauer
    Bad Vöslauer

    Siempre queda la opción íbera y es que tengas o no tengas Tv, pagues al papa estado para que financie la producción vía impuestos. O que los demás canales cooperen con el ente público por un interés supremo y también se recaude por la compra de un dispositivo, modelo Sgae.
    Es una dicotomía que pague el servicio quien lo usa o tod@s, la usen o no. Otros ejemplos son las Autobahnen y su famosa vignette o Mautstraße aquí ya sabemos que ha pasado con las radiales y quién paga cada vez que usa una autopista que no autovía.

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