15000 austriacos y austriacas

Matrimonio igualitarioHace unos días, el activista por los derechos humanos Sr. Helmut Graupner presentó en el Parlamento Austriaco una iniciativa popular para que en el parlamento se discuta el matrimonio igualitario.

9 de Agosto.- Según su página web, el doctor Helmut Graupner ha sido, casi desde pequeñito, un activista en pro de los derechos humanos y, particularmente, en pro de los derechos de los gays, las lesbianas y los transexuales. Es autor de una nutrida lista de publicaciones (sobre todo relacionadas con los temas de la juventud y la sexualidad en su vertiente legal) y, la verdad, mirando todos los organismos de los que es miembro, todas las comisiones en las que trabaja y todos los organismos que, constantemente, demandan su presencia, se deduce que es un señor que tiene que ser organizadísimo o no dormir !Qué despliegue de actividades!

Le traemos a Viena Directo porque Herr Graupner, hace unos días, presentó en la sala de columnas del Parlamento de Esta Pequeña República (marco-incomparable-de-belleza-sin-igual) las 15000 firmas que el colectivo Lambda, del que él es miembro prominente, ha conseguido en pro de que haya un debate parlamentario para que se levante la prohibición de matrimonios entre personas del mismo sexo.

Escenas de matrimonio

Es verdad que las 15000 firmas, comparadas con las más de trescientasmil de ciudadanos iracundos que piden la salida de Austria de la Unión Europea parecen pocas, sin embargo Herr Graupner piensa que, en este caso, esos 15000 firmantes son los portavoces de una mayoría silenciosa la cual, según las encuestas, estaría a favor de que el matrimonio igualitario se implantase por fin en Austria.

 

En palabras del elocuente abogado, si esto no se lleva a cabo y pronto, Austria será el único país del mundo en que se dé el contrasentido de que el Gobierno, a través de un contrato civil (bastante birria, por cierto) permite a los gays y a las lesbianas fundar familias pero deja a sus hijos en la situación de ser criaturas nacidas fuera del matrimonio.

 

(y aquí abro un paréntesis para aquellos de mis lectores que no estén familiarizados con el tema: en Austria, los gays y las lesbianas pueden hacer un contrato parecido a lo que, antiguamente, eran las parejas de hecho en España; este contrato, sin embargo, es abiertamente discriminatorio porque, a pesar de que da algunos derechos, los contrayentes no pueden, por ejemplo, tener un nombre conjunto que, a ojos de la ley -y, aún, a ojos de una gran parte de la sociedad austriaca- les haga ser una familia, tampoco da derecho, a diferencia de los matrimonios entre personas de sexo diferente, a reclamar, en el caso de que haya problemas migratorios, la residencia del cónyuge extranjero en Austria ni tampoco tiene efectos en los temas relacionados con la herencia; o sea, que entre la famosa verpartnerung y aquello de que quien tiene un tío en Graná, que ni tiene tío ni tiene ná, pues lo mismo exactamente).

 

Sigo.

 

 

Liebe

La iniciativa Ehe-Gleih ha contado con el apoyo de lo grupos progresistas de la cámara austriaca (nada sorprendente). Junto a Herr Graupner, en la presentación de Ehe Gleich han estado miembros de los verdes, de los socialistas y de los neos.

Herr Graupner, con santísima y justa indignación, ha señalado que no hay matrimonio heterosexual ni matrimonio homosexual, sino que hay solamente matrimonio y que ese matrimonio debería ser igual para todas las personas que lo contraigan. O sea, que Austria, según Graupner debería acabar de una vez con la discriminación de tratar a los gays y a las lesbianas como ciudadanos de segunda y dejarles que se casen de una vez con todas las consecuencias.

En España el matrimonio igualitario lleva en vigor diez años y el mundo no se ha terminado y hasta en la catoliquísima Irlanda, el personal ha votado que sí. O sea, dice Herr Graupner, ¿A qué diantres estamos esperando?

A las objeciones de los grupos parlamentarios ausentes, en el sentido de que los austriacos y las austriacas tienen otros problemas mucho más acuciantes, el político socialista presente, Sr. Andreas Schieder, ha contestado que, efectivamente, hay otros problemas en la sociedad que afectan a mayor número de personas pero que las minorías también tienen derecho a que se consideren sus intereses (porque a quien está afectado por la discriminación, lógicamente, le chupa un pie que haya dos o dosmil más en su mismo caso, lo que él quiere es que se le solucione el problema).

El señor Schieder también ha dicho que, por desgracia, en cosas como esta, está la sociedad mucho más adelantada que los políticos (no le falta razón considerando que más de la mitad del arco parlamentario austriaco está todavía en la parra de algo que, en la calle, es normalísimo) pero confía en que la iniciativa parlamentaria (que se puede apoyar con firmas online a partir de mediados de este mes) provocará un debate transversal que conducirá a un proceso que culmine en que Austria, en palabras del promotor del asunto „se incorpore al mundo occidental“.

A ver si es verdad, señora, y se acaba la ranciedumbre.

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