Los políticos son los magos del eufemismo. Hoy, la Ministra del Interior austriaca ha inventado uno para ocultar una realidad problemática: la solución arquitectónica.
28 de Octubre.- Normalmente, los miércoles, desde hace ocho años, sus lectores encuentran en Viena Directo una carta de su autor a Ainara, su sobrina. Hoy, he empezado varias veces a escribir esa carta y, la verdad, tantas veces como he empezado a escribirla, tantas veces lo he dejado.
No me he podido concentrar porque, mientras escribía, estaba pensando que, si publicaba un texto, del tema que fuera, estaba traicionando una de las líneas fundamentales de este blog, que es la de contar lo que a su autor le parece que es lo más importante que ha pasado en Austria. La esencia de lo que pasa en este país cada día.
En Viena Directo, la actualidad manda.
La vida de un país es como la vida de una persona o como una relación de pareja. Hay días en que no nos pasa nada, y días en que nos pasan muchas cosas, y días en que uno tiene una relación estupenda con uno mismo (o con la pareja) y días en que uno tiene que echar mano de todas las reservas de lo que quieran mis lectores, de amor, de tolerancia, de comprensión, para intentar respirar hondo, poner las cosas en su contexto y tratar de contar las cosas, las cosas amargas, en particular, sin dejarse llevar. Hoy es uno de esos. Los médicos y los periodistas (y después de llevar tantos años haciendo Viena Directo, creo que me he ganado el carné de lo segundo) tenemos esa servidumbre: la de tener que dar, a veces, malas noticias.
Spielfeld, un paso de Estiria
Voy a dar la que toca hoy, procurando contar las cosas con una lógica. En los últimos días, la situación en la frontera de Austria con Eslovenia, en Spielfeld, en Estiria (del lado austriaco) se ha ido agravando.
Yo estoy convencido de que el agravamiento se ha producido, principalmente porque, a diferencia de lo que sucedió en Burgenland a mediados del verano, en Spielfeld no ha habido tiempo de montar una infraestructura de acogida o de organización del flujo de los refugiados. La propia topografía de la región lo explica. Basta ver una fotografía de satélite de los alrededores de Spielfeld para hacerse una idea: pueblos pequeños, tupidos bosques. Nada, o sea.
En esas condiciones, con apenas un puesto fronterizo, han menudeado los incidentes, producidos por una oleada humana que rompía contra la frontera y que se veía varada en ninguna parte, el ejército ha tenido que intervenir en varias ocasiones (hoy, por ejemplo, rescatando de la multitud de movimiento imprevisible a tres niños y, con ello, quizá, salvándoles la vida).
Estas escenas, muy lógicamente, han inquietado a la población de Austria (un país en donde, de ordinario, no pasa nada); algunos medios, de carácter sensacionalista, se han hecho eco de supuestas agresiones sexuales protagonizadas por refugiados o de robos en supermercados o de daños en propiedades. Todas estas cosas se han demostrado falsas y la policía o los ferrocarriles austriacos las han desmentido, como suele decirse, por activa o por pasiva, pero el daño ya estaba hecho y el ambiente preparado.
El punto culminante de toda esta campaña que parece destinada a desatar la histeria colectiva, ha sido el editorial del redactor jefe del Kronen Zeitung en Estiria, un tal Biró, el cual ha tenido sus diez minutos de fama mediante un artículo que revolvía el estómago a base de acumular toda la basura xenófoba posible.
Las reacciones contra el artículo, durante estos días, han sido afortunadamente muy vehementes, y el tipo se ha visto obligado a disculparse alegando una especie de „enajenación mental transitoria“. El daño, sin embargo, ya digo, estaba hecho.
En las últimas horas, la Ministra del Interior austriaca, Johanna Mikl-Leitner ha anunciado que Austria iba a construir, a lo largo de parte de su frontera con Eslovenia, una „solución arquitectónica“ (o sea, una valla) para controlar el flujo de los refugiados desde Eslovenia hasta la República Austriaca. Naturalmente, es la primera valla de estas características que se construye dentro del espacio Schengen y atenta contra uno de sus pilares fundamentales: la libertad de movimientos de personas dentro de ese espacio Schengen. La famosa valla la cual, desde el Gobierno austriaco, se trata de descargar de todas las
siniestras similitudes con las de otros países (se ha mencionado, expresamente, la alambrada húngara) es en realidad una señal en dos direcciones: por un lado, de cara al exterior: es obvio que se busca desactivar el „efecto llamada“ de la masa humana que ve Austria como una manera fácil de pasar a Alemania.
Por otro lado, de cara al interior. La propaganda de la ultraderecha acusa a los partidos en el Gobierno de ser débiles con la crisis migratoria. Naturalmente, de nada sirve explicar que las soluciones a una crisis como la actual no pasan por poner vallas (que sirven, principalmente, para ayudar a la acción de las mafias) sino por atajar las causas de que la gente se vaya de su casa (como ha hecho España, por ejemplo, creando un cierto bienestar en los países del Magreb, particularmente Marruecos). Todas esas cosas, naturalmente, necesitan tiempo y la situación en Spielfeld es acuciante pero ¿Es una valla como la que se proyecta el medio más adecuado de regular el tráfico de personas? Yo, personalmente, no lo tengo tan claro ¿Es esto una valla o una alambrada? Lo veremos ¿Tendrá éxito el Gobierno austriaco en construir una valla que lo sea pero que, al mismo tiempo, no lo sea? Como decían en el siglo de oro „bravo ingenio, brava industria vas trazando“.
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