Hans Peter Doskozil llega a ministro

Gerald KlugAustria estrena ministro de defensa. Hans Peter Doskozil se incorpora a un cargo en donde no lo va a tener nada fácil.

15 de Enero.- Durante el verano pasado, dediqué una entrada a Hans Peter Doskozil, el jefe de la policía de Burgenland que se había cubierto de gloria, en este caso de verdad, durante los primeros tiempos de la llamada „crisis de los refugiados“.

Durante varias semanas Doskozil brilló, sobre todo, debido a su gran dedicación pero también por una virtud mucho menos frecuente: un gran sentido común.

Pues bien: „Juanpe“ Doskozil vuelve a este espacio cibernético, pero ya no como jefe de policía regional, sino como futuro Ministro de Defensa de EPR. Aún no lo es oficialmente, pero ya se han confirmado los rumores que venían dando vueltas a los mentideros vieneses desde hace algunos días.

El Partido Socialista austriaco (SPÖ) ha presentado hoy al que será su candidato para las elecciones a la presidencia, al Sr. Hundstorfer. La cosa se ha hecho en una rueda de prensa en la que el elegido para intentar sustituir a su compañero de partido, Heinz Fischer, ha empezado a dirigirse a „los austriacos y a las austriacas“ con ese lenguaje ortosexual que es tan caro a los que anteponen un supuesto ánimo progresista a las humildes exigencias de la gramática. Pero bueno: sigamos.

Hasta ahora, Hundstorfer era Ministro de Infraestructuras (Infrastrukturminister) en el Gobierno austriaco, cargo que dejará para concentrarse en las elecciones que se celebrarán para la primavera de este año. Dicho abandono provocará una minicrisis, que hará que el hasta ahora ministro de defensa Klug, pase a ser Ministro de Infraestructuras (una especie de recompensa por la mala vida que le ha dado el puesto que ocupa actualmente) y el bueno del Sr. Doskozil pase a ocuparse, como La Madelón, de todo el escalafón de los ejércitos de EPR, „del soldado al general“.

Doskozil tiene 45 años, pero aparenta más (según confesión propia al diario Kurier, hasta hace poco Doskozil fumaba y ya se sabe que el tabaquismo envejece) y, naturalmente, le han traido al Gobierno por dos cosas: en primer lugar, para lavar la imagen de un ejecutivo que anda un poco desgastado y con la moral algo alicaída (es muy significativo que a Hundstorfer lo primero que le han preguntado los periodistas es que, si llega a presidente de EPR, accedería a que fuera canciller Heinz Christian Strache -ese pájaro de cuenta- a lo que Hundstorfer, por cierto, ha contestado que si se daba el caso porque las urnas arrojaran este resultado, pues él acataría la voluntad del pueblo -Dios nos libre, obviamente, de que algún día tenga que hacerlo, pero la pregunta era un „mójese“ en toda regla).

Por otro lado, Doskozil ha llegado al Gobierno para ofrecer „otra manera“ de administrar el fenómeno que no sea la de la ultraderecha, o sea la del miedo, la de la predicción del apocalipsis, etcétera.

En las declaraciones hechas al Kurier, Doskozil ha hecho gala, en mi opinión, de ese gran sentido común que mencionaba más arriba y que parece ser parte integrante de su personalidad. Ante la pregunta de cómo ve él el panorama de la crisis de los refugiados, Doskozil ha contestado una cosa que está a mil kilómetros de los remedios cataclísmicos de la ultraderecha, lejos del muro, lejos de las deportaciones masivas, lejos de prohibirle la entrada a los pobres refugiados en las piscinas y las peluquerías; y ha dicho, con mucha lógica, que el problema tiene muchas caras y que las soluciones no son fáciles. La primera la del por qué vienen los refugiados, la segunda cómo vienen, la tercera cómo se les aloja y qué se hace cuando se les deniega la solicitud de asilo.

Asimismo, naturalmente, se le ha preguntado por los ataques a mujeres en la ciudad de Colonia durante la nochevieja. Doskozil ha declinado, naturalmente, el darle a las mujeres algún tipo de directrices de comportamiento (porque hubiera sido, naturalmente, dar la impresión de que lo que pasó en Colonia, a pesar de ser gravísimo fue, de alguna manera, culpa de las mujeres atacadas). Como buen policía, el nuevo ministro ha apostado por la fuerza de la ley, que es por lo que hay que apostar. Sobre todo en Europa, en el siglo XXI y en unos Estados, los europeos, en los que brilla la ilustre (aunque frágil) llama de la ilustración.

Por último, también se ha hablado en la entrevista de la malísima relación que el actual Ministro de Defensa tiene con sus administrados. Aquí Doskozil ha contestado brevemente y tratando en lo posible de no entrar en la cuestión. A Klug le ha tocado lidiar con la reforma del Ejército austriaco (anticuado, con muchísimos mandos, resistente a los cambios como todos los ejércitos y, por si esto fuera poco, como decíamos el otro día, cada vez con menos recursos por la falta de reclutas).

A Doskozil no le espera un trabajo fácil pero a mí me cae simpático. Es como los buenos de las películas y, en las películas por lo menos, los buenos, aunque las pasen moradas, siempre ganan al final.


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