Los contactos entre la ultraderecha austriaca y el equipo de Trump empezaron antes de la victoria definitiva. Los dos candidatos del 4-D se posicionan.
12 de Noviembre.- El día 4 de Diciembre se celebrará la repetición de las elecciones presidenciales austriacas.
Al contrario de lo que pudiera suponerse, después de casi un año de campaña electoral de diferentes grados de intensidad, a principios del mes que viene puede pasar cualquier cosa. De hecho, las últimas encuestas fiables (o todo lo fiables que pueden ser en este sentido) dan un resultado tan ajustado como la última vez.
Personalmente, y dado el año que llevamos (que probablemente se prolongará en el que viene, porque esto no ha sido el acabóse, sino solo un empezóse que desembocará en un continuóse) yo ya me he puesto en lo peor y pienso que el día 5, probablemente, los austriacos se levantarán con un presidente que hará que al putín de Putin se le haga el Kremlin pepsicola.
Sin embargo, es evidente que los candidatos contendientes, tanto VdB como La Sonrisa del Régimen, no tienen nada claro cómo puede afectarles que las llaves de la Casa Blanca hayan cambiado de manos y también ven clarisimamente que dependerá mucho de cómo el nuevo presidente se comporte en las próximas tres semanas que haya grupos de votantes que decidan emigrar de un presidente a otro.
Debido a lo cual los dos tratan, muy austriacamente, de nadar pero poner al mismo tiempo la ropa a buen recaudo.
Naturalmente, VdB en esto lo tiene muchísimo más fácil (nadie podría sospecharle grandes simpatías por un hombre del perfil de Ronald McDonald) sin embargo, Hofer no tiene más remedio que moverse en un ten con ten que viene a ser un poco la aplicación de Maria, el famoso jitazo de Ricky Martin, a la política. O sea, one little step forward (Donald!) y one little step backwards.
En declaraciones al que se ha convertido en el medio oficioso de la ultraderecha austriaca, el Österreich (gran periódico) Hofer trataba de distanciarse de Trump, pero poquito, afirmando que él tiene su propia personalidad y su propio estilo (tranquilo, lo definía él) muy alejado de los fuegos de artificio retórico del presidente estadounidense electo.
Sin embargo, y sin cambiarse el bastón de mano, también reconocía que le unen al anglosajón indudables afinidades ideológicas, las mismas que le unen (ya se encarga el otro de que les unan) al inquilino actual del Kremlin.
Estas afinidades harían que, de ganar él, a lo mejor Austria volvería a ser great again, ya que, aprovechando esta intimidad con el presidente americano y esta otra intimidad con el presidente ruso, no sería descartable que las más altas magistraturas de EPR desempeñaran un papel de mediadoras para hacer, en el siglo XXI, lo que ya hizo Metternich en el siglo XIX, o sea, sepultar la alegría mediante una contrarrevolución ultraconservadora (glaciación política que, por estas tierras, lleva el nombre de periodo Biedermaier).
Y ya se veía nuestro candidato presidente, junto a Sebastian Kurz, jefe de la diplomacia austriaca, haciendo que Trump moderase un poquito sus „belenestebanismos“ (es un hombre que, le miras, y parece que está siempre diciendo eso de „¿Me entiendes?“) y Vladimir Putin hicera un gesto de algo más de intensidad que levantar una ceja.
Los contactos para esto (con el lado americano) ya habrían empezado.
Un senador americano, Steve King, que es senador por Iowa, por cierto, estuvo en Septiembre pasado en Viena y, durante esa visita, se habría reunido con Hofer para invitarle a que viaje a los Estados Unidos si resulta elegido el día 4 de Diciembre.
Seguramente, Hofer y King tuvieron muchísimo de qué hablar. Si uno se molesta un poquito en informarse sobre el pasado de King y su ideología, encontrará una panoplia de opiniones que dejan a Escrivá de Balaguer como referente del progresismo. O sea, a favor de la tenencia de armas, en contra absolutamente del matrimonio igualitario y de los derechos LGTB, por supuesto en contra del aborto en ningún supuesto, es un negacionista del cambio climático, etcétera, etcétera, etcétera.
Dios los cría y ellos…Bueno, ellos organizan cumbres.
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