El “bombero” de Viena

Un cruce entre Pablo Abraira y Kanye West. Ya se saben más detalles sobre el terrorista aficionado que le ha dado una noche toledadana a sus vecinos.

31 de Agosto.- En 1993, Austria vivió algunas semanas aterrorizadas por unos misteriosos actos de terrorismo. Algunas personalidades recibieron paquetes bomba y resultaron heridas. La víctima más famosa de esta serie fue el mismo alcalde de Viena, Helmut Zilk, el cual perdió parte de una mano. Otras personas igualmente famosas salvaron la vida de milagro.

No tuvieron la misma suerte cuatro pobres hombres de etnia gitana, a los que Franz Fuchs, el autor de los atentados, les arrebató la vida utilizando una bomba de tubo (Rohrbombe en alemán).

La policía austriaca terminó deteniéndole por una casualidad. Durante un control de rutina, Franz Fuchs pensó que le buscaban a él y trató de deshacerse de las bombas que llevaba en el maletero del coche, con tan mala suerte que estallaron y perdió las dos manos.

Las investigaciones dieron como resultado que Franz Fuchs era un pobre desgraciado que, pasada esa edad en la que la virginidad es un asunto irremediable, vivía con sus padres y deliraba sobre la supuesta pureza de la raza aria. Había construido sus bombas en su casa de Gralla, en Estiria, y precisamente su terrorismo de aficionado le había hecho tan difícil de encontrar. Las fuerzas del orden buscaban un pez más gordo.

Esta noche, a eso de las cuatro de la mañana, los habitantes de una tranquila zona residencial vienesa se han visto despertados por una fuerte detonación.

Un artefacto de fabricación casera le había estallado en las manos a otro ser a todas luces desequilibrado, un tal Benjamin S, de 46 años, que al parecer lo había construido y lo estaba manipulando.

Según parece, un amigo de Benajamin S. llamó a la ambulancia. Los sanitarios, a su vez, al darse cuenta del pastel, alertaron a la policía la cual acordonó la zona.

Entre pitos y flautas, y según testigos presenciales, Benjamin S. salió a la calle armado con una pistola, gritando de dolor como un becerro, y encañonó a sus vecinos amenazándoles con mandarles a jugar a las cartas con San Pedro. Cuando vio que llegaba la policía, se metió de nuevo en la casa en la que vivía con sus padres y de allí salió por su propio pie (aunque con bastantes desperfectos) una vez la policía le convenció de que toda resistencia era inútil y de que habría que ponerle una tirita en el muñón o algo.

Como siempre sucede en estos casos, las declaraciones de los vecinos de Benjamin no tienen desperdicio. Intentando reponerse del susto han explicado que Benjamin S. era un tipo normal que pasaba desapercibido, para después explicar que era público y notorio que odiaba a los extranjeros y que no hacía falta que le apretaran mucho para que prorrumpiese en gritos de Heil Hitler (yo no sé mis lectores, pero mi concepto de la « normalidad » es otro).

De estos antecedentes, parece desprenderse que el bueno de Benjamin pretendía darle matarile a unas cuantas personas que hablasen alemán con acento de Ankara (o de Morón de la Frontera). Las fotos que han trascendido de él le muestran como un cruce entre Pablo Abraira y (melenaza y bigotazo) y Kanye West (por los anillos y los oros). Y por la pinta, aparte de un poquito « neonanci » debía de estar como una regadera.

Ahora mismo está en el hospital, a buen recaudo. Por suerte para todos.


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