La Federación Rusa invade Ucrania: día 1

Hoy hemos vivido una jornada histórica. La Federación Rusa ha invadido Ucrania, violando flagrantemente la legalidad internacional ¿Qué consecuencias ha tenido para Austria? ¿Qué se espera que suceda?

24 de Febrero.- Antes de empezar hoy con un recuento de todo lo que ha pasado (que ha sido mucho), me gustaría decir que estamos viviendo una fecha histórica, de importancia similar al 11 de Septiembre de 2001.

Delante de nosotros, ante nuestros ojos, se está construyendo un mundo nuevo. Un mundo del que aún se sabe demasiado poco, pero del que ya se puede asegurar una cosa: que será distinto del mundo de ayer.

Casi exactamente tres décadas después de la caída de la Unión Soviética, la Federación Rusa y su presidente, Vladimir Putin, están tratando de reordenar, de forma unilateral, ilegal e injusta, el mapa europeo.

En estos momentos, en los despachos de Bruselas, de Washington y de Nueva York se está elaborando la respuesta.

Una respuesta de la que se sabe que consistirá básicamente en sanciones económicas. Es poco probable que, fuera de la colaboración financiera o de equipamientos, del envío de ayuda humanitaria y acogida de refugiados, esa respuesta de los aliados implique envío de tropas Ucrania.

Lo digo en estos primeros párrafos, y escribirlo es para mí tan amargo como debería serlo para cualquier persona demócrata y decente en estos momentos: los ucranianos están sentenciados. Por lo menos, de momento.

¿Qué ha pasado hasta ahora?

Recapitulemos: en la madrugada de hoy, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha ordenado el inicio de “operaciones militares” en Ucrania. Operaciones que han implicado una invasión, violación flagrante de la legalidad internacional, a una escala que no se veía desde los años cuarenta del siglo pasado.

A lo largo de la jornada, los ataques a diferentes ciudades e infraestructuras de toda Ucrania, por aire, pero también por tierra, se han sucedido y, en el momento de escribir estas líneas, los tanques rusos que han entrado por Bielorrusia (estado vasallo de Moscú) están a unos ciento cincuenta kilómetros de la capital de Ucrania, Kiev.

Estos hechos han provocado, desde el principio del día, las más enérgicas reacciones de condena en todo el mundo.

En Austria, el Jefe del Estado, el Presidente Alexander van der Bellen, ha condenado la invasión de Ucrania por parte de tropas rusas de la manera más enérgica y ha pedido al presidente Putin que retire sus tropas de Ucrania y vuelva a las vías de una negociación que, a la luz de los acontecimientos recientes, nunca fue auténtica, sino solo un siniestro modo de ganar tiempo.

Tras él, la jefa de los socialdemócratas austriacos, Pamela Rendi-Wagner, expresándose en parecidos términos, también ha condenado la invasión rusa y ha hecho un llamamiento al restablecimiento de la paz.

Por último, el Gobierno, a eso de media mañana, ha hecho una declaración conjunta (conjunta, se entiende, los dos partidos de la coalición, Populares y Verdes) en la que no solo han reiterado su condena a la intervención militar de la Federación Rusa, sino que también han expresado la sintonía del Estado austriaco con los demás socios de la Unión Europea en cuanto a la voluntad de aplicar sanciones contundentes y radicales al Gobierno de Moscú.

Asimismo, el comunicado del Gobierno ha hecho alusión al lado más doloroso para Austria de esta crisis, por lo menos, en lo económico: un porcentaje importante del gas que se utiliza en Austria viene de Rusia, a través de gasoductos que pasan por territorio ucraniano. Entre las suposiciones más verosímiles está que, en respuesta a las sanciones que se apliquen hoy, la Federación Rusa cierre las espitas del gas (o se las cierren, si se hace realidad la desconexión del sistema financiero ruso del sistema financiero europeo). El Gobierno austriaco ha dicho expresamente que el suministro está garantizado hasta abril próximo (alrededor de dos meses) y que ya se están buscando alternativas de suministro. Alternativas que, a tenor de lo sucedido hoy en todas las bolsas y en todos los mercados del mundo, van a ser muy, muy, muy caras. O por lo menos mucho más caras de lo que estamos acostumbrados hasta ahora.

Todas las bolsas europeas han cerrado a pérdidas de entre el 2 y el 7%. Una catástrofe financiera. Si bien no tan desastrosa como el pánico que se ha apoderado de la bolsa de Moscú, que ha cerrado con pérdidas de un treinta por ciento.

Esto quiere decir que las empresas que cotizan en la bolsa de Moscú han perdido, en un solo día, casi un tercio de su valor.

El canciller Nehammer también se ha puesto en comunicación con el presidente ucraniano y ha transmitido los términos, dramáticos términos, en los que se ha desarrollado la conversación.

Textualmente, el presidente ucraniano ha dicho que no sabe cuánto tiempo va a continuar con vida.

¿Qué va a pasar a partir de ahora?

Sabemos algunas cosas que van a pasar pero, como decía más arriba, todo es sumamente confuso. Confusión que, naturalmente, también va a aprovechar la maquinaria de propaganda del Gobierno ruso.

En primer lugar, sabemos que los veintisiete (Austria entre ellos) van a acordar esta tarde noche sanciones económicas mucho más duras que las acordadas ayer. Sanciones destinadas a que, como ha dicho la Presidenta de la Comisión, el presidente Putin sepa que violaciones de la legalidad internacional como la de hoy “no salen gratis”.

De momento, hoy se ha anunciado la paralización del gasoducto Nordstream 2, que estaba pendiente de permisos de funcionamiento en la Unión. Un duro golpe para la economía rusa, pero también un duro golpe para la ÖMV, la empresa de carburantes austriaca, semipública.

También sabemos que, más pronto que tarde, probablemente en el transcurso de la noche o mañana a medio día a más tardar, los tanques rusos estarán en Kiev. Sobre lo que pasará después solo es posible hacer especulaciones.

Una posibilidad es que sitien la capital y, una vez demostrada la posición de ventaja que tiene Moscú, insten a occidente a negociar, buscando lo que, en el caso de Hitler se llamó “la política de apaciguamiento”.

Otra posibilidad es que, mediante el bombardeo continuado de los centros de poder del Gobierno de Kiev, hagan caer al actual Gobierno de Ucrania, que sería sustituido por un Gobierno títere que sirviese a los intereses de Moscú.

Según los analistas, sería poco sensato que Vladimir Putin se inclinase por ocupar Ucrania y mantenerla ocupada. En primer lugar porque para poder hacerlo con garantías, tendría que utilizar por lo menos a la mitad de su ejército y en segundo lugar porque una acción así cuesta dinero. Un dinero que es probable que empiece a faltarle cuando no pueda vender ni gas ni petróleo y empiece a tener problemas para allegar fondos.

Por último, no hay que perder de vista que los ucranianos, previsiblemente, ofrecerán resistencia a la ocupación.

Todos estos supuestos implican una cosa para la economía mundial en general y para la economía austriaca en particular: la crisis tiene visos de no ir a terminarse fácilmente y, además, tendrá consecuencias que son muy difíciles de prever a día de hoy. Austria mantiene, de todas maneras, cuantiosas relaciones comerciales con el este de Europa y, como ya contaba en un post anterior, sin llegar a lo dolorosas que pueden ser las consecuencias de esta guerra para los bancos franceses o italianos, los bancos austriacos, a través de sus filiales internacionales, van a pasarlo bastante mal.

En lo anecdótico (o quizá no) el ex canciller Christian Kern ha abandonado hoy su puesto en el consejo de administración de los ferrocarriles rusos, que se han convertido, según él “en parte esencial de la logística de la guerra”. Karin Keissl, ex ministra de exteriores austriaca cuando gobernaba la extrema derecha, ha continuado sin embargo como comentarista en la cadena controlada por el Kremlin Russia Today, haciendo propaganda prorrusa.

Por último, me gustaría decir una cosa: estamos ante una guerra del siglo XXI. Eso implica que es una guerra que se va a librar en las redes. La propaganda rusa, a través de las redes sociales, tratando de ganarse a la opinión pública europea va a ser incesante. Las noticias falsas ya han empezado a fluir. Y no van a parar. La propaganda antivacunas va a ser una tontería en comparación con lo que se avecina.


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Comentarios

Una respuesta a «La Federación Rusa invade Ucrania: día 1»

  1. Avatar de javi
    javi

    yo creo, dicho con ironía, que no es una invasión, sino una expansión del espacio vital de la raza rusa, que no debe de caber en Rusia y necesita más lugar. A lo mejor cuando invadan o se anexionen un tercer país nos ponemos las pilas. Por ahora lo que tpcaría sería firmar un acuerdo con Hitl… digo con Putin, donde se comprometa a ser bueno, y que no va a invadir más países, y que no va a entrar en guerra con la otan. Y así todos contentos con el papelito en la mano.

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