Así están afectando las sanciones a la economía rusa

El Gobierno ruso insiste en que las sanciones no le están afectando. Es pura propaganda. En Viena, los economistas del WIIW saben la verdad.

5 de Abril.- Una de las líneas de la propaganda rusa con respecto a la invasión de Ucrania es la de intentar aparentar que las sanciones económicas que tanto Estados Unidos como la Unión Europea han impuesto al régimen autoritario de Vladímir Putin no les están afectando.

La realidad, por lo que parece, es muy otra.

Los economistas del WIIW saben la verdad

Según informa el Kurier, citando a su vez fuentes del WIIW (Wiener Institut für Internationale Wirtschaftsvergleich, o Instituto Vienés de Economía comparada) las sanciones impuestas por los aliados al régimen autoritario de Rusia van a producir a medio plazo un daño que hará contraerse su producto interior bruto entre un 7 y un 15% (por poner el dato en perspectiva, en lo peor de la crisis económica de 2008, el PIB griego se contrajo un 6,2%; Grecia estuvo a punto de tener que abandonar el Euro y los griegos se vieron enfrentados a un durísimo programa de ajustes que incluyó recortes en todos los servicios públicos y la práctica intervención de la economía griega por parte de Bruselas).

El WIIW también pronostica que, a medio plazo, los precios en la Federación Rusa podrían subir hasta un 30%.

Uno de los efectos de una inflación tan brutal, según Vasily Astrov, experto en Rusia del organismo vienés, es que también el consumo de los hogares rusos, al reducirse en un tercio el valor del dinero, también se reduciría salvajemente.

A esto, se le uniría que, debido a las sanciones, las empresas tienen serias dificultades para importar los productos que necesitan para sus cadenas de producción.

Habrá menos productos manufacturados a la venta, de manera que, necesariamente, serán más caros.

Según Astrov, el paquete de medidas que el Gobierno ruso ha puesto en marcha para intentar atajar la sangría económica va a evitar un colapso total del sistema, pero no va a poder amortiguar a medio plazo los efectos de las sanciones.

El Gobierno ruso ha puesto en marcha severas restricciones en el mercado de divisas y los bancos han subido los intereses a los préstamos hasta el 20%. Han conseguido estabilizarlos ahí, pero esos intereses significan que ni personas ni particulares están en estos momentos en condiciones de pedir un préstamo para, por ejemplo, comprar maquinaria o modernizarla o comprar una casa.

Por otro lado, en cuestión de menos de un mes, han saltado por los aires todos los puentes que conectaban la economía rusa con la economía europea y que habían tardado treinta años en construirse.

Salvo por las exportaciones de petróleo y gas (siendo el primero el que se lleva la parte del león) la economía rusa está hoy por hoy aislada y según escribe Richard Grieveson, también del WIIW, incluso cuando se retiren las sanciones, Febrero de 2022 va a marcar un punto de inflexión en los libros de Historia como el momento en que la Federación Rusa le volvió la espalda a sus vecinos europeos (y probablemente se volvió hacia Asia, formando un bloque en el que el hermano mayor es China, ya que Rusia ha quedado reducida -aún más- a una potencia regional).

Los economistas del WIIW señalan que, con el éxodo masivo de empresas occidentales las empresas rusas van a perder el acceso a tecnologías más modernas, lo cual va a profundizar el foso que separará a la economía de la Federación del resto de las economías mundiales.

La tecnología china podrá compensar este efecto solo en parte.

Según los economistas vieneses el nivel adquisitivo real de la economía rusa va a quedarse estancado en la actual situación y las profundas heridas de las sanciones se irán haciendo cada vez más profundas y cada vez más duraderas.

Malas noticias para todos

Lamentablemente, se trata de una mala noticia no solo para los rusos (por si alguien se está alegrando lo digo). El hundimiento de la economía rusa en las simas que llevo describiendo durante todo este artículo también está afectando de forma severa (aunque no tanto) a la economía de los países europeos. Es previsible que la inflación siga empobreciéndonos todavía por bastante tiempo por no hablar de la incertidumbre que supone y supondrá la dependencia de Alemania, Italia y otros países del este de Europa del gas ruso.

La invasión también ha supuesto un cambio duradero de los contrapesos de poder de la Unión. La integración europea ha avanzado por dos caminos: el de profundizar en unas finanzas comunes (los fondos “next generation” de la pandemia y la financiación necesaria para socorrer a los países que reciben refugiados son el embrión de un tesoro europeo) y, desgraciadamente, el de la creación del embrión de un ejército europeo común.

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