Austria se prepara para una ola de calor tan anormal como la que azota la Península Ibérica. Estos trucos te ayudarán a estar más fresco.
17 de Julio.- En estos momentos, la Península Ibérica se encuentra atenazada por una de las olas de calor más largas y más intensas desde que se tienen registros.
El cambio climático, producido por la actividad humana, está cogiendo velocidad y durante estos días pasados estamos teniendo un aperitivo de lo que va a ser la tónica habitual en los próximos años.
Desde el día diez, han muerto solo en España 360 personas por motivos atribuibles al calor. Y no solo es que las máximas estén pulverizando récords históricos. Son precisamente las mínimas las que están convirtiendo la Península en un lugar en donde es difícil dormir y en donde todo lo que puede arder, arde.
Los negacionistas -y los imbéciles, a veces no coincide, pero en muchas ocasiones sí- no cesan de decir que “en verano siempre ha hecho calor”. Es cierto. En verano siempre ha hecho calor, pero no así.
Esta semana próxima se alcanzarán también en Austria temperaturas anormales.
Los meteorólogos nos han vaticinado que a mediados de esta semana alcanzaremos unos atípicos 37 grados.
Como Viena Directo es, ante todo, un servicio público, aquí dejo algunos truquillos para luchar contra el calor.
El primero, es uno muy evidente: ventilar cuando hace más fresco y cerrar las ventanas y oscurecer las habitaciones en las horas centrales del día, cuando hace calor.
En cuanto fuera haga más calor que dentro, cerrar las ventanas.
Capítulo dormitorios.
Durante el día, hay que intentar mantener el dormitorio cerrado y a oscuras. Y por la noche, antes de dormir, abrir las ventanas y ventilar en condiciones.
El segundo remedio tiene que ver con el aire acondicionado: hay que intentar que la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior no sea salvaje.
O sea, que aquí, las recomendaciones para ahorrar electricidad que ha propiciado la guerra de Ucrania son, en realidad, de puro sentido común.
Como pasa con la calefacción, lo mejor es utilizar el aire acondicionado con las ventanas cerradas y que la temperatura de la habitación no baje nunca de los 22 grados centígrados, que es la temperatura de comfort.
Tercer remedio: hidratarse. O sea, beber líquidos para reponer lo que hemos perdido a base de sudar.
Idealmente, infusiones suaves sin azúcar o zumos diluidos. Hay que evitar el alcohol y las bebidas demasiado frías, porque, aunque entran bien, el cuerpo tiene que calentarlas, con lo cual, a la larga, se aumenta la temperatura corporal.
Cuarto remedio: llevar ropa fresca, transpirable y holgada. La cámara de aire que se crea entre la piel y la ropa también nos aísla (aunque sea moderadamente) del calor.
Asimismo, si uno va a trabajar en el exterior (y, sobre todo, si está calvo, como servidor) es conveniente cubrirse la cocorota con un sombrero o gorra.
Dado también que NO hay exposición segura al sol, y que deberíamos evitar el sol directo, se puede utilizar un sombrero de ala ancha, que no solo proteje la cabeza, sino también la piel.
Aumentar la humedad ambiental de las habitaciones también ayuda a luchar contra el calor.
Es el mismo principio de las lluvias de gotas finas que hay instaladas en las calles. En casa, se puede conseguir el mismo ejemplo poniendo un paño grande mojado sobre un soporte cualquiera, por ejemplo, una silla.
En la oficina, se puede tener un pulverizador en el frigorífico y pulverizar agua de vez en cuando por las habitaciones.
Quinto remedio: evitar las comidas pesadas y acogerse a la experiencia de nuestros antepasados. Mucha fruta, verdura y gazpacho, que además de refrescar, repone sales minerales.
Sexto remedio: no estar todo el santo día en el agua fría. Es contraproducente. El cuerpo se pone a funcionar para salvar la diferencia de temperatura y terminas teniendo más calor que al principio.
Para refrescarse, se puede uno echar agua en los centros medidores de la temperatura: o sea, bajo las axilas (esto, queridos convecinos, es también una medida de compasión para los viajeros que comparten el metro con nosotros) y en la nuca.
Por último, evitar salir en las horas centrales del día y también evitar cualquier ejercicio que aumente la temperatura corporal, como el trabajo intenso o el deporte.
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