Una austriaca en el espacio

La ESA ha presentado hoy a su próxima generación de astronautas. Diecisiete elegidos de un total de 23.000 candidatos. Españoles y austriacos estamos de enhorabuena.

23 de Noviembre.- Pablo Álvarez, ingeniero leonés de 34 años y Sara García, biotecnóloga de 33, van a formar parte de la nueva generación de astronautas de la ESA (Agencia Espacial Europea).

Estos astronautas españoles van a tener una colega austriaca, o sea, una “austronauta” (lo siento, no lo he podido evitar).

La elegida es la médica Carmen Possnig, nacida en la bella localidad (marco-incomparable-de-belleza-sin-igual) de Klagenfurt, en Carintia.

Tanto Sara García como Carmen Possnig son astronautas en la reserva, no así Pablo Álvarez, que sí que va a jugar en el equipo titular.

El anuncio se ha hecho hoy en París, en donde se ha reunido el Consejo Ministerial de la Agencia Espacial europea. Junto con el nombre de los 17 nuevos astronautas se ha anunciado también el presupuesto con el que va a contar la Agencia Espacial Europea para los próximos tres años.

La ESA va a disponer de 16,9 millardos de Euros, lejos de los 18 millardos que se habían marcado como objetivo.

Naturalmente, nos hemos gastado ese dinero en cosas muchísimo más importantes, como el mundial de fúrgol de Qatar.

En fin.

Austria, a fuer de país “piquiñito”, contribuye a los gastos de los cohetes europeos con 231 millones de euros.

Estos dineros tienen una parte obligatoria, o sea, una parte que se calcula con base en el producto interior bruto de cada país, y una parte que Austria aporta voluntariamente. 99 millones son la parte obligatoria. El resto, opcional y depende de sus intereses.

Por ejemplo, los austriacos dan dinero “gerne” para proyectos que tengan que ver con la observación de la Tierra desde el espacio.

El Gobierno austriaco considera que mirar la tierra desde arriba contribuye a su estrategia de luchar contra el cambio climático.

En total, la Agencia Espacial Europea va a destinar a este objetivo 2,7 millardos de euros.

Volviendo a nuestra “austronauta”, el proceso de selección empezó en abril pasado y ha constado de seis fases eliminatorias. A la primera, llegaron 23.000 candidaturas

Los candidatos debían tener un máster en ciencias naturales, ingeniería, medicina, matemáticas e informática.

Los futuros astronautas tenían que contar además con, por lo menos, tres años de experiencia profesional y, aunque ser piloto/a no era requisito imprescindible, los candidatos sí que tenían que tener los parámetros de salud que permiten sacarse la licencia. Más requisitos: alto nivel de inglés y más lenguas extranjeras. Estatura entre 1,50 y 1.90 y ser menores de cincuenta años.

La “austronauta” Carmen Possnig cuenta con estos requisitos y otros que la convierten en una superguoman.

Aparte de sus conocimientos y su carrera, Carmen Possnig ha pasado un invierno en la Antártida, en donde estuvo estudiando los efectos del aislamiento y de la falta de oxígeno en las personas (de esto se deduce que hubiera detectado inmediatamente que a Jack Torrance, el de El Resplandor, se le estaba yendo la cabeza y hubiera sabido lo que hacer, cosa que es seguramente muy útil en una estación espacial).

En teoría, una vez pasado el periodo de instrucción, Carmen Possnig podría ser la primera austriaca en el espacio. El primer austriaco fue Franz Viehböck, el cual fue “cosmonauta” (o sea, le tocó volar con los rusos, aquí lo conté en su momento).

La próxima misión a Marte de la ESA será, sin embargo, sin colaboración rusa. Tras la invasión de la Federación Rusa de Ucrania, la Agencia Espacial Europea interrumpió la colaboración con la Agencia Espacial Rusa.

Por cierto, el director de la Agencia Espacial Europea es también austriaco. Se llama Josef Aschbacher y nació en Tirol.


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