Seguridad, cooperación y bailes

Los próximos días 23 y 24 se espera que una nutrida delegación rusa esté en Viena. Este es el porqué.

9 de Febrero.- La OSCE es la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. La sede de este importante organismo, cuya (ingrata) tarea es prevenir y gestionar los conflictos en el continente (con el mediano éxito, hasta el momento, que todos conocemos) está en Viena.

Son miembros de la OSCE 57 estados, que agrupan a una gran mayoría de los del hemisferio norte del planeta. Mientras existieron los bloques comunista y capitalista, la misión de la OSCE fue servir de enlace y que, en lo posible, comunistas y capitalistas no se tiraran las bombas nucleares a la cabeza. Cuando la Unión Soviética colapsó, la OSCE, como Madonna, también tuvo que reinventarse, así que se recicló en el control de armamentos, la democratización y la seguridad en general.

Cada cierto tiempo, los delegados de los países miembros se reúnen y, ¿Dónde toca esta vez? ¡Bingo! En esta bonita capital que el Danubio baña con sus cantarinas linfas. La próxima asamblea de la OSCE se va a celebrar los próximos días 23 y 24 y tendrá lugar en el Hofburg. Con unos asistentes a los que la mayoría de los países no quisieran tocar ni con un palo. Exactamente: los rusos.

Para que los rusos puedan venir a Viena a charlar de sus guerras ilegales y de sus genocidios y de sus despanzurramientos de niños y de sus campañas de desinformación y demás, en fin, de sus cosas, los rusos necesitan visado. A visadito por ruso, más concretamente.

Sucede que, estando la cosa como esta, y siendo tan poco amigo el Gobierno austriaco de dar una voz más alta que otra, ha intentado no extender los necesarios visados y que los rusos se queden cada uno en su dacha y Dios en la de todos. O sea, un “contigo no, bicho” en toda regla.

Sin embargo, esta pretensión se ha demostrado infructuosa. Austria no puede negarles el visado a los diplomáticos rusos, porque iría en contra de los estatutos de la OSCE y, además, porque las sanciones impuestas por la Unión Europea y por la ONU a los malandrines del régimen de Moscú cuentan expresamente con esa excepción.

Esto es: por muy mal que les huelan los pies y los sobacos a los diplomáticos moscovitas, por mucho que se limpien el Tsarskoye Selo con las vidas de los pobres ucranianos, no hay más remedio que taparse la nariz y dejarles entrar a Austria.

Y así se hará.

BAILES Y GUATEQUES

Ocurre sin embargo que este asunto va a tener otra derivada. Terminada la pandemia o, por lo menos, terminadas las medidas para evitar su expansión, la vida vuelve lentamente a la normalidad. Y, en el caso de Austria, la normalidad incluye los bailes. Uno de los bailes más consolidados, y casi tan apestoso y nauseabundo como la presencia de los diplomáticos rusos, es el hoy llamado Akademikerball o, antiguamente, el baile de los Burschenschaften. Es un baile organizado por la extrema derecha austriaca en donde, tradicionalmente, se ha juntado lo mejor de cada casa (de Marine Le Pen para arriba).

Generalmente, noblesse oblige, el baile se celebraba (para más recochineo) el día de la conmemoración de las víctimas del holocausto, en Enero, pero este año se va a celebrar (y en el Hofburg) el mismo día 24 de febrero, o sea, el día en que se conmemora la invasión ilegal rusa de Ucrania.

Ya se sabe que las relaciones entre la extrema derecha austriaca (FPÖ) y el partido del putín de Putin, Rusia Unida, han sido siempre maravillosas. Al guateque de la OSCE van a acudir por ejemplo Pjotr Tolstoi (uno de los líderes de Rusia Unida) y el líder de extrema derecha ruso Leonid Slutski ¿Se darán un garbeo por el baile del FPÖ? En principio, el Gobierno austriaco, por boca de su Ministro de Exteriores, Schallenberg, ha rechazado de plano esta posibilidad, diciendo que sería “una ruptura del derecho internacional” al estar extendidos los visados de los rusos exclusivamente para la reunión de la OSCE.

En el FPÖ se toman la cosa con más calma. Parecen decir, “ya que están aquí..”. Ademiten que sería bastante difícil controlar si hay rusos en el baile. Ya se sabe que los rusos son muy calladitos y, si no abren la boca, no se puede saber.

En fin.


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