El sistema GIS de financiación de la ORF se acabará el 31 de diciembre de 2023. Hoy se ha anunciado que un nuevo mecanismo lo sustituirá.

17 de Febrero.- Una de las joyas de la corona de Esta Pequeña República es su Radiotelevisión ídem, la ORF.

La prueba de que es un servicio público indispensable es que, desde que el mundo es mundo, han sido incesantes los intentos de “domesticarla”. Los políticos austriacos -especialmente esos que sabemos todos- solo van a la tele a rendir cuentas a los ciudadanos muy a regañadientes y se podría hacer un libro con todos los posts que yo he dedicado a las salidas de pata de banco de los mandatarios que “mandatan” (o aspiran a “mandatar”) en los platós de aquella santa casa. Especialmente, en el plató del informativo Zeit Im Bild.

El último incidente, quizá lo recuerden los lectores, lo protagonizó el propio Bundescanciller, muy descontento de que el presentador del informativo de máxima audiencia le hiciera alguna que otra preguntilla más o menos incómoda.

Las vías para intentar la domesticación han sido esencialmente dos.

En los tenebrosos tiempos de la coalición entre la derecha y sus “derechers” (o sea, Partido Popular y extrema derecha) desde el poder se intentó colocar en puestos clave a personas “afectas” para mangonear con la línea editorial.

Esto se supo hace poco un poco de rebote mediante unos chats interceptados, y motivó incluso la dimisión de un alto cargo de los informativos de la tele pública, acusado -con pruebas- de haber acercado demasiado la lengua al esfínter de alguien que le había prometido quién sabe qué prebendas.

La otra vía han sido, como siempre, los jEur.

ASÍ SE FINANCIA LA ORF

La ORF tiene un sistema de financiación mixto, parecido al de la BBC del Reino Unido. Hay una parte que se financia con publicidad, una parte que se financia vía presupuestos generales y el grueso lo forma un canon que se paga por receptor. El llamado GIS.

Interesadamente (y con falsedad), la extrema derecha, la peor enemiga, por cierto, de la independencia de la ORF, pinta una ORF despilfarradora de los cuantiosos dineros que le saca al pobre ciudadano.

La verdad verdadera es que el dinero del GIS se reparte de la siguiente manera (datos de 2021): 644,9 millones de Euros para la ORF, 140 para el estado federal austriaco, que se emplean por ejemplo en tasas por el uso de las infraestructuras, subvenciones a las artes e impuestos varios y otros 151 se los llevan los Länder federados, o sea, las autonomías. Basta coger la calculadora para darse cuenta de la ORF solo se lleva aproximadamente dos tercios del dinero del GIS.

Aparte de por el control de la comunicación, la extrema derecha ha querido poner de toda la vida sus zarpas en la ORF por la acción lobística de los grupos de comunicación privados, especialmente Servus TV, que depende de Red Bull. Aunque también, en menor medida, ATV y Puls 4, controlados, a través de sociedades interpuestas, por la Mediaset de Berlusconi (sí: otra joyita visigoda).

La lógica deträas de esta acción de presión, es que una radiotelevisión pública débil y descapitalizada dejaría espacio para que la cuota de mercado y de influencia de las privadas creciera.

Es siempre la misma lógica.

SE ACABA EL GIS Y LLEGA UN IMPUESTITO

La oportunidad perfecta se la sirvió en bandeja el tribunal constitucional austriaco, cuando declaró que el que se pueda recibir la ORF por internet (o sea, sin pagar el GIS) es inconstitucional.

Estas semanas atrás, el Gobierno, cual el servicio secreto chino, mediante controlados globos sonda, ha ido anunciando que la ORF necesitaba un cambio en su financiación. Que si es muy cara, que si es muy grande, que si la abuela fuma…Y hoy, por fin, hemos tenido fumata bianca.

Se acaba el sistema del GIS. Así lo ha anunciado el Gobierno pero, al mismo tiempo, también ha anunciado que, a partir de ahora, todos los hogares de Austria pagarán por la radiotelevisión pública. Si ahora, los que pagan (unos 3,5 millones de hogares) sueltan unos veinte euros mensuales (*), cuando entre en vigor el nuevo sistema pasarán a pagar todos los hogares unos 16. Tengan tele o no la tengan, escuchen la radio o no la escuchen.

Al mismo tiempo, el Gobierno le ha pedido a la corporación pública austriaca un severo plan de ahorro. 300 millones de jEur hasta 2026.

En la ORF lo tienen claro (y en Viena Directo, lo mismo): basta con ver la labor que la ORF ha realizado durante la pandemia, manteniendo a raya a los cenutrios de la ivermectina, cerrándoles el paso a los saltatapias de los antivacunas, poniendo coto a los bulos y demás información basura.

Una televisión pública robusta, independiente de los vaivenes comerciales y de los intereses políticos de cada momento es vital para mantener fuerte una democracia. Por el humo se sabe dónde está el fuego, y por sus ataques a la tele pública austriaca se puede saber qué fuerzas no están interesadas en ello.

Es fácil. Cuestión de sumar dos y dos.

(*) en una versión anterior de este artículo se leía “anuales” en donde debía leerse “mensuales”