El SPÖ se pone a buscar una salida a su crisis

No parece que la crisis del partido socialista austriaco se vaya a resolver a corto plazo. Hoy, sin embargo, han empezado a tomar medidas.

15 de Marzo.- Como se esperaba, hoy se ha reunido la dirección de la socialdemocracia austriaca para tratar de empezar a zanjar el problema de liderazgo que ha surgido en el partido.

Después de amagar mucho y no dar más que pellizcos de monja, „Juan Pedro“ Doskozil, el presidente de Burgenland ha tomado la decisión de postularse para ser el cabeza de lista de los socialdemócratas. Decisión no carente de riesgos, como luego veremos, si nos da tiempo.

La cuestión que hoy se ventilaba era cómo proceder.

Los dos candidatos proponían maneras tan distintas como representativas de la relación que mantienen con la política.

Rendi-Wagner era partidaria de que el asunto se ventilara, si acaso, entre los compromisarios del partido, en un congreso extraordinario.

Doskozil, en cambio, era partidario de preguntar a las bases, sin duda porque está muy convencido de su tirón entre la hinchada roja.

Pues ni una cosa ni la otra, sino las dos. La dirección del partido, quizá para librarse de la patata caliente de tener que decidir a solas aunque también pagando el precio de que la cuestión se alargue, ha decidido lo que al final puede convertirse en una carrera por el liderazgo a la americana. O sea, que cada uno de los candidatos presente sus propuestas y se pregunte a las bases de manera no vinculante (aunque en la práctica sea todo mucho vinculante y muy vinculante, como dijo aquel) y que luego, el resultado de esa votación, se lleve a un congreso extraordinario que habrá de celebrarse antes del verano.

Los observadores que están en la pomada han juzgado este desenlace de los acontecimientos como una victoria de etapa de Doskozil pero también avisan que, de momento, Pamela Rendi-Wagner parte con una ligera ventaja (en el fondo, lo que sucede es que nadie se fía por completo de Doskozil como persona).

Una cosa ha quedado clara, sin embargo, y es que el asunto está muy, pero muy lejos de acabarse. Y que el “debate” va a ser a cara de perro. La propia Rendi-Wagner ya ha dicho que el intercambio de impresiones de hoy ha sido muy “sincero” (“honesto”, dirían los que no saben qué significa la palabra y traducen del inglés de orejilla del sordete).

O sea, que se han tirado los trastos a la cabeza.

¿Qué consecuencias futuras puede tener este asunto para los contendientes?

Si Pamela Rendi-Wagner gana, quedará sumamente consolidada por lo menos ante los ojos de su partido (lo cual no significa, de ninguna manera, que conquiste ipsofactamente la aprobación de una masa de votantes suficientemente amplia como para salir elegida canciller.

Si pierde, es fácil comprender que podrá dedicarse a profundizar sus conocimientos en las enfermedades tropicales, quizá, quién sabe, en la selva del Zaire.

Si Doskozil gana, ganará con él una concepción notablemente más populista de la socialdemocracia que la que tiene Pamela Rendi-Wagner.

Está claro que sus intenciones son repetir a nivel nacional la experiencia de Burgenland. Una experiencia durante cuya primera parte no tuvo ningún problema en pactar con la extrema derecha.

Si pierde, está claro que, por lo menos en una temporada, no podrá practicar la táctica que ha practicado hasta ahora y que se podría resumir en la castiza frase “sujétame el cubata”.

Tendrá que conformarse también con ser el presidente de Burgenland, un trabajo que, sospecho, no termina de adaptarse a las dimensiones de su ego.

La semana que viene la dirección de la socialdemocracia austriaca volverá a reunirse para decidir algunas cosas, entre ellas, el texto concreto de la pregunta que se va a dirigir a las bases. Que no les pase nada (a las bases, claro).


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