Bad teacher

En un mundo ideal, las malas personas no deberían ser maestros. Parece sin embargo, que se ha colado una.

22 de Abril.- La guerra de Ucrania empezó hace ya un año y dos meses y, como todo el mundo sabe, originó un gran flujo de refugiados, particularmente en los primeros días.

La mayoría de estas personas eran (son) mujeres y niños, ya que los hombres están obligados por ley a permanecer dentro de las fronteras del país y ayudar a repeler al ejército invasor.

No era el primer flujo de refugiados que llegaba a Austria.

La guerra de Siria y sus derivadas, causaron a partir del último tercio de 2015 una corriente migratoria en cuyo seno llegaron también muchos menores.

Esto supuso, supone aún, un enorme desafío para la escuela austriaca la cual, en general y como dicen los castizos “se ha retratado”.

La tarea de mantener escolarizados a esos críos de ámbitos culturales y geográficos tan distintos era ingente y una de las medidas que se han puesto en práctica para conseguirlo es el darles clase de alemán para que puedan integrarse más deprisa y seguir las clases con más facilidad.

Se trata para los docentes de un trabajo no exento de dificultades y, en cualquier caso, de un trabajo para el que no vale todo el mundo.

En un mundo ideal, las malas personas no deberían ser maestras de niños, sin embargo, según fuentes de la radio pública austriaca, confirmadas luego por las autoridades educativas de la ciudad de Viena, parece que en la selección se les ha colado un batracio con forma de mujer.

La maestra en cuestión estaba a cargo de una de estas clases de refuerzo de la lengua alemana en un barrio del extrarradio de Viena (por la composición de la clase, casi se podría apostar por Favoriten, zona obrera -y, por tanto, no muy rica- de esta capital).

Según denunció primero una ONG llamada Ukrainehilfe, la maestra en cuestión se dedicó durante varios minutos a insultar y menospreciar a sus alumnos y a sus padres, diciéndoles por ejemplo que se volvieran a Turquía (también tenía alumnos turcos) o que los padres de las criaturas eran unos “parásitos”.

La muy bruja, se conoce que cuando sus alumnos cometían errores con la lengua de Andreas Gabalier, les decía a sus pupilos cosas como esta:

-¿Pagas tú la escuela? Yo lo pago todo, lo mismo que aquellos que tienen un trabajo ¿Tienen tu madre o tu padre un trabajo? !Seguro que no! -y luego añadía con asco, la muy Rottenmeier- !Pero si vosotros no sabéis hacer nada!

El blanco de estos improperios fueron, en principio, los alumnos procedentes de Siria los cuales, según este pendón desorejado, no aprendían alemán y no se atenían a las reglas. Después, cuando ya se embaló, extendió sus calificativos y sus improperios a los niños ucranianos también.

Cornelius Granig, que es el presidente de Ukrainehilfe, ha puesto el grito en el cielo -como, espero, la mayoría de mis lectores- indignado de que estas cosas, que todo el mudo diría que se pueden calificar con una palabra que empieza por na y termine por zi, sean posibles en una escuela austriaca en pleno siglo XXI y especialmente con alumnos cuyos padres han sido tiroteados por el ejército ruso y quién sabe qué suerte habrán corrido.

Christoph Wiederkehr, de los Neos, el cual es el consejero de educación de Viena y, por lo tanto, responsable de este asunto (las competencias están transferidas) ha dicho que esta semana que viene se aclarará el asunto.

El director de educación de Viena, Heinrich Himmer, ha confirmado que el incidente es enteramente cierto y ha declarado que una cosa así no tiene sitio en las escuelas vienesas en donde no es importante de dónde venga nadie, sino para qué está en la escuela.

También ha dicho que la escuela, la maestra y la clase implicada aclararán el asunto en conjunto. Aún no se sabe bien cómo.


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