En el marco del “eDay” varias personas expertas han tratado de que perdamos el miedo a la inteligencia artificial.
11 de Mayo.- Ayer por la tarde, quedé con mi amigo D., una persona cuyo criterio respeto mucho. Después de caminar un poco por el centro, entramos en un bar y, ande sendas copas de vino y unas tapas tuvimos una conversación de la que, estoy seguro, me acordaré durante mucho tiempo, del mismo modo que me sigo acordando de la primera vez que vi a una persona hablar por un teléfono móvil -en aquellos momentos, del tamaño del zapato de un jugador de la NBA- .
Hablamos de inteligencia artificial y, mientras los camareros brujuleaban entre las mesas y el ambiente se afelpaba con el murmullo de los otros clientes, los dos teníamos la sensación -creo yo- de estar comentando un momento histórico.
Hablamos de un futuro próximo en el que todo se hará más rápido y más fácilmente, porque tendremos máquinas asistiéndonos. También hablamos de que llegará un momento en el que, como le pasa ahora a los chicos de la generación de mi sobrina con internet, no podremos concebir un mundo sin inteligencia artificial, del mismo modo que la irrupción de las calculadoras hizo que abandonásemos poco a poco el cálculo mental.
D. dijo también otra cosa -ya digo, que es muy inteligente, y por lo tanto yo respeto mucho su criterio- y es que lo temible no es tanto que la inteligencia artificial vaya a cambiar nuestra relación con las máquinas sino que es de esperar que, insensiblemente, también cambiará nuestra relación con otras personas.
Él usó una palabra “transacción”.
En cualquier caso, la inteligencia artificial, los profundos cambios que se van a hacer visibles pero que ya estaban entrando en nuestra vida, están en boca de todos.
En declaraciones a la agencia de noticias APA, el secretario de estado para la digitalización de la República austriaca, Florian Tursky (ÖVP) ha afirmado hoy que la actitud de Austria (de las empresas austriacas) hacia la digitalización y la relación de las compañías con la inteligencia artificial van a ser un factor definitivo “para el mantenimiento de nuestro nivel de bienestar -se refería al austriaco, claro- y al nivel de bienestar de la Unión Europea”.
Ha recomendado a las empresas que apliquen estas nuevas herramientas lo antes posible.
Estas manifestaciones las ha hecho en el marco del “eDay” organizado por la Wirtschaftskammer (WKÖ).
Tursky ha dicho también que la gente tiene miedo sobre todo de quedarse atrás y de perder el tren de la inteligencia artificial y de no poder adaptarse.
El Experto en datos y profesor de la Universidad de Oxford Viktor Mayer-Schönberg ha declarado a la ORF que no hay que tener miedo de perder el trabajo por la inteligencia artificial, incluso en aquellos sectores en los que la inteligencia artificial generativa está dando pasos de gigante, casi (y sin casi) a ojos vista.
Mayer-Schönberg sostiene que la actividad humana no va a desaparecer y seguirá teniendo demanda, porque la creatividad humana es insustituible y las ideas “individuales” seguirán teniendo su público.
(Pasará un poco como cuando la fotografía se cargó a los pintores de retratos).
En lo que han coincidido los expertos y el secretario de estado Tursky es que es necesario que la inteligencia artificial cuente con una regulación.
El secretario de estado Tursky quiere que el año que viene se forme un grupo de funcionarios que examine los diferentes algoritmos y cree sellos de calidad.
El otro día contaba en este mismo espacio que la Unión Europea aprobó el otro día la llamada “AI-Act” o, lo que es lo mismo, los cimientos del marco regulador de la inteligencia artificial dentro del territorio de los veintisiete.
El objetivo, brevemente, es crear una clasificación de sectores dependiendo del peligro que represente la implantación en ellos de la Inteligencia artificial. De aquellos en los que sea inofensiva a aquellos en los que esté completamente prohibida por la peligrosidad de las consecuencias.
Deja una respuesta