El vuelo de la mosquita muerta

La ex ministra Sophie Karmasin ha sido condenada hoy por fraude. Esta es su historia.

23 de Mayo.- La actualidad austriaca tiene hoy nombre de mujer. Dos, para ser exactos. El primero, ya lo adelantaba esta mañana, el de Paloma Rendi-Wagner, la (aún) jefa de la socialdemocracia austriaca la cual, aceptando la voz de las bases, ha anunciado hoy en el curso de una rueda de prensa que se retirará de la dirección del partido en cuanto los delegados se reúnan en Linz y decidan entre Doskozil y Babler.

El segundo nombre es el de Sophie Karmasin.

EL VUELO DE LA MOSQUITA MUERTA

Mi primer recuerdo de Sophie Karmasin data de la primera década de este siglo.

Durante mis primeros años en Austria, Sophie Karmasin era la cara visible del Instituto Gallup, que había fundado su señor padre, Fritz Karmasin, hijo a su vez de un destacado nazi eslovaco refugiado en Alemania, Franz Karmasin.

Sophie Karmasin solía comentar las encuestas políticas que se publicaban en los medios, en calidad de experta. Era frecuente verla, modosita, comentando los porcentajes de intención de voto. Mi abuela hubiera dicho que tenía pinta de mosquita muerta. Yo, como no soy mi abuela, solo digo que era una persona que destacaba por su corrección y por una aparente timidez. A Sophie Karmasin, por la razón que sea, la sonrisa no le llega nunca a los ojos.

Es muy probable que Sophie Karmasin, ya en aquella época, fuera una persona con una agenda repleta de nombres importantes. Muchos de ellos compartirían su condición de “hija de” o de “nieta de”.

Seguramente, Karmasin había asimilado desde la infancia, sin darse cuenta, esos códigos secretos que los que hemos nacido en una familia obrera no conocemos. En el colegio primero, en la universidad después, más tarde en ese mundo enmoquetado en donde los pasos suenan quedamente y una chica que sepa estarse calladita recibe puestos en los que el trabajo se lo hacen otros, Karmasin empezó a codearse con las personas adecuadas. Le pidieron favores y ella los hizo y, llegado el momento, cuando Sebastian Kurz llegó al poder, la nombraron ministra. Un ministerio muy acorde con la imagen que ella daba, por cierto: el de familia y juventud.

Fue el 12 de Diciembre de 2013.

Para no incurrir en incompatibilidades, se desprendió de las acciones que tenía en las empresas fundadas por su padre y se las vendió a su marido.

En 2017, dejó de ser ministra, fundó una empresa nueva con el mismo objeto social que las anteriores, o sea, los estudios de opinión y recibió un puesto en un insitituto crediticio semipúblico.

El nombre de Sophie Karmasin se hubiera ido olvidando o hubiera pasado a formar parte de ese runrún que llena las páginas interiores de los periódicos, si no hubiera sido porque la fiscalía anticorrupción registró su casa, su oficina y las oficinas del Österreich -el periódico, por llamarlo de alguna forma, fundado por Fellner- en busca de pruebas. Pruebas de corrupción.

SOPHIE KARMASIN SE LLEVA UN SUSTO

Este registro se produjo el 6 de octubre de 2021 -aún llevábamos mascarilla-.

La fiscalía y diversos periodistas reconstruyeron lo que podríamos llamar “el vuelo de la mosquita muerta”. Demostraron que Sophie Karmasin había sido la principal beneficiaria (económica) de un entramado corrupto cuyo objetivo era que la opinión pública tuviera una opinión favorable de Sebastian Kurz.

A ver si lo explico bien.

Una persona de confianza de Sophie Karmasin, llamada Sabine Beinschab, fundó una empresa pantalla. El Österreich le encargaba a Beinschab estudios de opinión falsos, en los cuales se decía que la gente pensaba que Sebastian Kurz era un político pintiparado. Beinschab facturaba a través de esta empresa pantalla, el Österreich pagaba las encuestas falsas y Sophie Karmasin, en tanto que cerebro de la operación, se llevaba un 20% de los pagos.

Por otro lado, el Österreich era recompensado por sus servicios en forma de jugosa publicidad institucional y dineros públicos por noticias inexistentes, todo coordinado por dos personas con oficina en la City de Viena: Johannes Pasquali y Thomas Schmid, ambos también uña y carne del equipo de Sebastian Kurz y de Sebastian Kurz mismo.

El 2 de Marzo de 2022, Sophie Karmasin fue detenida y puesta a disposición judicial. Se la acusaba de fraude y lavado de dinero.

En el curso de las investigaciones de la fiscalía anticorrupción se encontraron pruebas de que Sophie Karmasin había vendido estudios falsos al Ministerio de Servicios Públicos y Deportes, entre 2019 y 2021, por valor de decenas de miles de euros. Los “estudios” consistían poco menos que en Power Points cortados y pegados de internet. Entre Diciembre de 2017 y Marzo de 2018, Karmasin recibió pagos del Ministerio, a pesar de que ya no era ministra, sino una ciudadana particular. Luego, devolvió parte del dinero recibido.

En el juicio, en cuyo curso se han exhibido pruebas contundentes, Karmasin se ha quejado de lo dura que es la cárcel -ya se sabe que la máxima aspiración de las mosquitas muertas es volar en libertad y posarse en todos los lugares en donde las moscas suelen posarse y luego lamerse las patitas-.

Hoy ha salido la sentencia: 15 meses de cárcel.

Cabe recurso.

Archivo Foto Bernal Vienna, Episodio 2: Godfrey


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