Cuánto contamina tu coche

¿Qué porcentaje de emisiones de gases nocivos para el clima es atribuible a los coches? He aquí la respuesta.

27 de Mayo.- Todas las semanas se producen, a lo largo y ancho del país, intervenciones de los activistas por el clima. Se pegan a las vías de mayor tránsito provocando enormes atascos.

Su objetivo es llamar la atención sobre el gran problema que supone para el clima, lo cual es tanto como decir para nuestra supervivencia y la de las generaciones futuras, el uso (idiota) que hacemos del coche y, en general, de los vehículos movidos por motores de explosión.

Los activistas se enfrentan, a una incomprensión casi general. Y eso que los datos objetivos y fríos apoyan su postura, y apoyarían que el Gobierno (todos los Gobiernos) adoptasen medidas restrictivas mucho más concluyentes que los parches puramente cosméticos que se están adoptando ahora. La evidencia científica es tan aterradora como concluyente y no cesa de aumentar.

Los activistas son tachados de alarmistas, de histéricos, cuando no de gamberros. Se dice que se dejan llevar por el pánico y que en realidad la cosa no es para tanto. Sin embargo, todos los años las temperaturas alcanzan picos inéditos en épocas del año en donde no deberían ser así.

Ya solo los muy imbéciles o indocumentados niegan terminantemente que haya cambio climático. Ahora, en el sector cenutrio, parece que domina la posición de “pongámosle al mal tiempo buena cara”. O sea, la esperanza, rayana en el pensamiento mágico, de que, de alguna manera, la ciencia conseguirá arreglar lo que el hombre ha destripado y que, de esta manera, por arte de birlibirloque, podremos seguir cogiendo aviones y quemando combustibles fósiles a troche y moche. Manteniendo el nivel de consumo insensato que mantenemos y dejándonos llevar por una planificación económica que desvincula completamente el crecimiento económico de la sostenibilidad de los recursos naturales necesarios para llevar a cabo ese crecimiento económico.

En otras palabras: el enfermo de cáncer de pulmón prefiere pensar que no le pasa nada a dejar de fumar.

Volviendo a los coches, se dice que las emisiones de gases de efecto invernadero de los que utilizamos para transportarnos son, en realidad, despreciables (siempre salen los mismos tontos del c*lo diciendo aquello de que “en China contaminan más”).

¿Es verdad? No.

De hecho, los coches son los responsables de casi un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en Austria (en concreto, un 27,84% según datos facilitados por el Gobierno austriaco).

Solo la industria les supera, con un 33,98 %. El resto se lo reparten los edificios (o sea, las calefacciones y aires acondicionados) con un 11,74%, la producción de Energía con un 10,94 % y la agricultura y la ganadería con un 10,56%.

Si quiere cumplir con la legislación europea, Austria tiene ante sí un reto de proporciones titánicas. Para 2030, o sea, mañana por la tarde, como aquel que dice, las emisiones en la automoción, en los edificios y en la agricultura y la ganadería tienen que bajar en un 48% con respecto a los niveles del año 2005.

De aquí al 30 de Junio el Gobierno austriaco tiene que presentar un primer borrador del plan que se va a aplicar para darle visos de verosimilitud a ese objetivo. Quizá así se desempantanten varias leyes que, en este momento, se encuentran en punto muerto. Como las que prevén ampliaciones en la red de transportes públicos, carriles bici o puntos de recarga para los coches eléctricos.

A ver si es verdad.


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