¿Quién es Andreas Babler?

La hora ha llevado de contestar a la pregunta obvia ¿Quién es el nuevo jefe de los socialdemócratas austriacos?

6 de Junio.- Después de contar y recontar y entre el cachondeo general, se ha (re) confirmado la victoria definitiva de Andreas Babler, el alcalde de Traiskirchen, en la carrera por la sucesión al frente de la socialdemocracia austriaca.

Se puede decir con ello que ha triunfado el candidato en el que nadie creía al principio de la carrera. Arrastrados como estábamos todos por el egotrip de Doskozil, no habíamos reparado en este hombre que, hace algunos días, declaró en los medios ser marxista. En Austria un poco como si hubiera dicho, como Santiago Segura, que era “satánico y de Carabanchel” (para mis lectores de fuera de Madrid, Carabanchel es un barrio obrero de la capital de España).

Llegados a este punto, convendrán los lectores en que quizá deberíamos responder a una pregunta importante. La obvia:

¿Quién es Andreas Babler?

El 25 de Febrero pasado, Andreas Babler cumplió cincuenta años. Nació, pues, en 1973, en el seno de una familia trabajadora. Concretamente, vinculada a la empresa Semperit, especializada en todo tipo de artículos de caucho vulcanizado. Los avatares de esta compañía que, cual ave fénix, renació de sus cenizas en los ochenta del siglo pasado después de pasar por una sonora quiebra y ser vendida a sus directivos por el valor simbólico de un Schilling, influyeron mucho en la biografía de Babler. Fue probablemente en Semperit cuando a Babler le pasó lo que a Rigoberta Menchú, o sea “que le nació la conciencia”.

Pero no adelantemos acontecimientos.

A diferencia de la mayoría de sus compañeros de oficio -Babler es alcalde de Traiskirchen- nuestro hombre sabe lo que es trabajar y ha conocido algo más que las moquetas de los pasillos del poder. Abandonó la escuela muy pronto y antes del servicio militar fue ayudante de cerrajero y trabajador en un almacén. Terminados sus deberes para con la patria, en 1996 Babler llegó a ser secretario de la juventud socialdemócrata de Baja Austria. Compaginaba su labor política como trabajador de turnos en una planta de embotellado de agua mineral.

En 2014 fue elegido alcalde de Traiskirchen, justo un año antes de que se desatara la llamada crisis de los refugiados que puso a prueba las costuras de la Unión Europea y, en no menor medida, las costuras de esta república.

Andreas Babler no era ya el bisoño secretario general de las juventudes de Burgenland. En un proceso por lo demás muy típico de un político de raza como él, nuestro hombre se había formado, compaginando estudios y trabajo.

En 2004 terminó estudios en comunicación política.

Su trabajo de fin de carrera se titula, muy sintomáticamente (ver primeros párrafos) “Medios, estrategias y comunicación la lucha laboral, en el ejemplo de Semperit Traiskirchen”.

Con estos antecedentes, se comprenderá que Andreas Babler ha ganado por prometer un giro a la izquierda de su partido. A su favor tiene una personalidad probablemente menos agresiva que la de Hans Peter Doskozil y en su contra que, al ser un candidato de consenso (básicamente elegido a la contra) va a tener convencer a muchas personas para ampliar la base del electorado socialista y convertirse, así en una auténtica alternativa de poder.

Por lo demás, y basándose en sus declaraciones (aparte de lo del marxismo) se puede decir que, el de Babler, es un perfil canónico de izquierdas.

A favor de intervenir los precios para atajar la inflación, a favor de una mayor presencia del sector público en la vida del país. A favor de un impuesto sobre las grandes fortunas y a favor de la jornada de 32 horas.

Algo sí que se puede decir: el aparato retórico de Babler es mucho más fogoso que el de Pamela Rendi-Wagner y de perfil político muchísimo más marcado que el de Doskozil. Si alguien estaba esperando un clon del presidente de Burgenland, que piensa como un conservador pero actúa como un liberal, se va a llevar un disgusto con Babler.

No está claro -bueno, sí, un poco- cómo pueda afectar esto a las expectativas de la socialdemocracia a la hora de formar Gobierno. Desde 1993 y en diferentes constelaciones, las derechas han tenido mayorías en el Parlamento de Viena. Si Babler quiere ser canciller, tendrá que llamar también a los votantes de centro derecha. No parece que vaya a atraerles anunciando impuestos. Ni tampoco a sus posibles compañeros de coalición, Verdes y Neos, que son más de reducir la presión tributaria.

A partir de aquí, los candidatos tendrán todavía unos meses para posicionarse en unas elecciones que le darán al Partido Popular la posibilidad de reclamar “el centro” (o sea, ese espacio entre el extremista Kickl y el marxista Babler”.

 


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