Hace dos meses se presentó una ley cuya redacción no le llamó la atención a nadie. Dos meses después, nos hemos puesto quisquillosos. Vaya por Dios.
28 de Julio.- Hace dos meses, la Ministra de Justicia austriaca, Alma Zadic, y el Ministro de Finanzas Magnus Brunner, en representación de los dos partidos a los que pertenecen (Verdes y Populares) presentaron ante la prensa una ley. Más concretamente, la ley de Sociedades de Capital Flexibles (sea eso lo que sea).
Como comprenderán fácilmente las personas que me leen, ya solo el nombre de la ley presagiaba un trayecto árido a través de una jungla de conceptos legales, trayecto que, a la mayoría de la población, como suele suceder en estos casos, le importó un pimiento. Los ministros implicados le contaron a la prensa las cosas que tuvieran que contarles. Los periodistas, entre bostezos, tomaron apuntes o grabaron. Se hicieron un par de fotos. Y, cuando se apagaron los focos y se despejó la sala de prensa, todo el mundo tuvo la sensación de haber afrontado uno de esos coñazos necesarios para que, a final de mes, la empresa afloje la nómina.
Media hora más tarde, el asunto cayó en el olvido.
Más tarde, llegó el verano y, con él, ese momento en el que no hay noticias que comentar. Con el Gobierno de vacaciones, ya me dirá usted.
También llegó ese debate, solo absurdo en apariencia, sobre lo que es normal y lo que no lo es. Quizá, en algún despacho, alguien estaba hojeando con aburrimiento la ley en cuestión.
-Oye Hans.
-Dime, Pepperl.
-Que estoy aquí hojeando la ley esta y me he dado cuenta de una cosa. Mira, todo está en femenino.
-¿Cómo en femenino?
-Pues como lo oyes. Que si “las notarias”, que si “las propietarias”, que si “las empresarias”…
-!Cáspita! ¿Y nosotros?
-Pues eso digo yo.
Espera, espera. Aquí abajo pone algo: “el uso del femenino implica también a los hombres”.
-¿Y eso qué quiere decir?
-Pues está claro, que aunque se hable en femenino se sobreentiende que esto también se aplica a los hombres.
-¿Y esto lo sabe el jefe?
-¿El Ministro? Pues no sé.
-Porque esto es una bomba política. Con esto tenemos para tres o cuatro días de polémicas imbéciles. Cinco, si lo estiramos bien estiradito.
-!Corre! Vamos a contárselo.
De manera que, dos meses después de presentarse la ley, el Ministro de Finanzas austriaco se ha mostrado sumamente indignado de que la ley estuviera redactada solo en femenino (cuando durante la presentación del texto no dijo esta boca es mía, lo cual arroja la sospecha de que presentó una ley que no se había leido).
Consultado el Ministerio de Justicia, se ha confirmado que, efectivamente, la ley estaba redactada así y que, como es lógico, el Ministro lo tenía que saber, porque el texto legal se había coordinado con el Partido Popular austriaco. Así que no veían a qué venía tanto escándalo y que, además, no estaba mal que, de vez en cuando, algunos hombres supieran a lo que se enfrentan las mujeres todos los días cuando se habla de “los propietarios”, “los notarios”, “los científicos”, etc. y se les dice que “naturalmente, las mujeres están implícitas” en ese plural.
De las oficinas de la extrema derecha también han brotado las críticas (como, por otra parte era esperable). Positivamente, se han pronunciado los miembros del Partido Socialdemócrata, Neos y Verdes. Por cierto, que un político socialdemócrata ha recordado que, en Carintia, en 2011, siendo gobernador un político ultraderechista, se aprobó una ley redactada de esta manera y a nadie le pareció mal.
La polémica llega también poco después de que el Gobierno de Baja Austria pusiera en vigor una de las partes de investidura alcanzadas por el Partido Popular y por la extrema derecha, que prohíbe a los empleados públicos de ese Land la utilización del lenguaje inclusivo, so pena de multa.
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