Reloj en un mercadillo berlinés

La conferencia de Potsdam

Reloj en un mercadillo berlinés

Hace unas semanas, en Potsdam, se celebró una especie de cumbre de la extrema derecha europea. Austria también estuvo presente.

¿Quieres recibir mañana la Newsletter de Viena Directo? No tienes más que suscribirte aquí

11 de Enero.- Más de un tercio de la población de Viena no ha nacido en Austria o no tiene la nacionalidad austriaca.

Si, como en la Biblia, llegase un Moisés ultraderechista y convenciera a Yahvé de que mandara una plaga a la que solo sobreviviesen los austriacos pata negra, la economía vienesa (y la austriaca) no tendría la más mínima posibilidad de subsistir.

Migrantes somos los que trabajamos en las oficinas, en las tiendas, en las universidades. Migrantes somos los que cortamos el pelo, migrantes somos los que vendemos verduras, los que planeamos edificios que luego se construyen, los que transportamos las mercancías de un lugar a otro. Migrantes los que enseñan a los críos en las escuelas. Migrantes somos los que, en definitiva, ayudamos a que el Estado de Bienestar austriaco sea lo que es: uno de los mejores del mundo. Porque lo pagamos con el sudor de nuestra frente.

Hace algunas semanas, se reunieron en un hotel de la ciudad alemana de Potsdam representantes del partido neonazi alemán AfD, también asistió el neonazi austriaco (él prefiere que le llamen “identitario”) Martin Sellner.

En esta reunión, Sellner habló de un “plan maestro” para elaborar “leyes a medida” para acrecentar la presión para la adaptación (Anpassunsdruck) de las personas que tenemos una historia de migración tras nosotros.

También habría pedido que se crearan los mecanismos para poder enviar a personas -también ciudadanos- a “otros países. En el argot neonazi/ultra a este proceso se le llama “remigración”.

Según el plan de Sellner, se trataría de buscar la colaboración de un país del norte de África en el que pudieran vivir, al menos, dos millones de personas.

Si este plan se llevase a cabo en Austria, las consecuencias serían desastrosas. Una distopía en toda regla.

Lo más terrorífico de todo esto es que la extrema derecha austriaca, con Herbert Kickl a la cabeza, defiende punto por punto el contenido de la reunión de marras. Desde que el FPÖ se lanzó a la conquista de la patulea de los antivacunas, vio que tenía que incorporar a los identitarios, que profesan la religión fanática de la “raza aria” y la “Europa blanca”, a sus filas.

Se terminó con esto la política del “cordón sanitario” de los tiempos de Strache, cuando se trataba de convertir al FPÖ en un partido con una base electoral transversal. Desde entonces Herbert Kickl ha dicho que los identitarios son “una ONG igual que Greenpeace” y que se trata de un “proyecto interesante”.

Hoy, Christian Hafenecker, secretario general del FPÖ ha dicho que no entiende por qué los monstruosos planeas esbozados por los neonazis en Potsdam causan tanto revuelo, que es misión de los “patriotas” (en el argot, neonazis, patriotas se llaman a sí mismos los que asaltaron el capitolio y otras gentuzas a lo largo y ancho del continente europeo) reparar el daño causado por las políticas de emigración “de la izquierda”.

En general, todo el asunto da escalofríos.

PUEDES ESCUCHAR ESTE POST AQUÍ


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.