5000 Euros por un tuit

Hace unos meses, a Felix Baumgartner se le calentó el dedo índice. Ese calentón le ha costado hoy 5000 Euros.

 

Tras las huellas de Adolf Hitler en Viena (1)

15 de Abril.- Hace unos días leía yo en la prensa que, según un estudio, con las noticias falsas (o las meras idioteces) resulta más efectiva la corrección que la eliminación. Lo que viene siendo el desasnar, mejor que el censurar.

O sea, un poner: si un tal Bakdi (quizá algunos lectores le recuerden por haberse convertido en una especie de fetiche de los antivacunas de extrema derecha y de los llamados “rojipardos”) dice, con todos sus huevos morenos, que “no se ha demostrado que la vacuna contra la polio tenga un efecto positivo” (en evitar la enfermedad, se entiende), en vez de borrar la noticia, lo mejor es callarle la boca al fulano y darle en todos los belfos con un gráfico que muestre la evolución de los casos de poliomielitis en los críos de la infancia antes de que la vacuna fuera obligatoria y después.

La censura, al parecer, lo único que consigue es que las imaginaciones más calenturientas se suban todavía más a la parra.

Hace unos meses, contaba yo en un artículo, la curiosa historia de Felix Baumgartner y Florian Klenk, periodista y redactor jefe del semanario Falter. Según mi hipótesis, que creo que se ajusta muy bien a los hechos, un día que Felix Baumgartner, conocido tanto por la amplitud de su bocaza como por lo estrecho de sus entendederas, estaba haciendo de vientre, en vez de concentrarse en la lectura concentrada de los ingredientes del champú Head and Shoulders, abrió X (antes Twitter) y por esos misterios del algoritmo encontró un mensaje de Klenk, en el cual el periodista decía que, a pesar de estar vacunado contra la CoVid en cinco ocasiones, había vuelto a pillar el dichoso virus y que era un rollo.

Este comentario inocente, motivó que Baumgartner (simpatizante notorio de la extrema derecha) embistiese contra Klenk (metafóricamente) y le contestase con un mensaje en el que le decía que era “tonto del culto” y luego le llamaba “puta de las farmacéuticas” (en los “jascas”).

Cuando Klenk vio esto, le pidió que retirase el tuit o que se atuviera a las consecuencias (legales). También tuvo la paciencia de escribir a todos los que habían retuiteado (ahora “republicado”) el dicterio de Baumgarter y les pidió una donación de 500 euros para un buen fin (el hospital oncológico infantil Momo). Baumgarter, en el mejor estilo de Gastón, el de La Bella y la Bestia, fanfarroneó lo suyo y no retiró su mensaje.

Klenk acudió a sus abogados y le plantificó a Baumgartner la querella prometida. Hoy ha sido el juicio y Felix Baumgartner ha sido condenado a pagar 5000 euros por injurias y difamación. Klenk ya había anunciado que la cuantía de la indemnización sería donada al hospital infantil Momo.

La sentencia no es firme (cabe recurso) aunque especifica que Baumgartner debe publicar su contenido en el perfil de Facebook en donde sucedió todo. Aunque quizá hubiera sido más eficaz que el juez hubiera obligado a Felix Baumgartner a seguir un curso sobre el funcionamiento de las vacunas y sobre todas las cosas que han hecho por nosotros, o sea, por toda la Humanidad.

Uno tiene sus dudas de que Baumgartner pudiera seguirlo, pero ya se sabe que la ilustración es mejor que el palo.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.