Van der Bellen

Se rompen las negociaciones, habla el Presidente

Van der Bellen

Tras el anuncio de la ruptura de las negociaciones entre la extrema derecha y la derecha, el Presidente ha hablado para marcar el rumbo a seguir.

 

Washington Square, HD Primera parte

12 de Febrero.- Visiblemente divertido (y seguramente muy aliviado), el Bundespresidente ha comparecido hoy ante los periodistas para hacer oficial lo que ya todo el mundo sabía desde hacía varias horas, esto es, que las conversaciones entre la extrema derecha y el partido popular austriaco habían fracasado y que, por lo tanto, volvíamos a la casilla de salida.

En las dos horas que han transcurrido entre la comparecencia del Presidente y el anuncio oficial de la noticia, las dos partes negociantes han estado echándose la culpa mutuamente de lo sucedido y los analistas que analizan, que son (somos) generalmente buenos toreros a toro pasado, han desmenuzado con mucho detalle las causas de la ruptura de las negociaciones.

La opinión general es que Herbert Kickl, que pasa por ser un buen estratega y un deus ex machina de la opinión pública que le es afecta, esta vez se ha pasado de listo y ha vendido la piel del oso antes de cazarlo.

Es probable, sin embargo, que Kickl no sea de esta opinión y que a estas horas esté metidito en su búnker, acariciando a su perrita (disecada) Blondi, murmurando entre dientes eso de que “quien ríe el último, ríe mejor”.

No es Van der Bellen hombre de despacharse a gusto, pero sí que ha aprovechado la ocasión para dar más de una bofetada sin mano al „Volkskanzler“ (o sea, a ese que se hace llamar „el canciller del pueblo“, Herbert Kickl).

Haciendo extensivo su reproche a todos los políticos sin excepción que han participado hasta ahora en las negociaciones, ha dicho que Austria es lo que es porque, desde la segunda guerra mundial (y yo diría durante toda su historia) los austriacos se han especializado en encontrar soluciones de compromiso y en huir de los conflictos a cara de perro.

El Presidente no lo ha citado, porque es un convencido republicano, pero podría haber hecho referencia al famoso lema de los Habsburgo, aquel de „Tu felix Austria nube“ (o sea, „tú, Austria feliz, cásate“, donde otros hacen la guerra para conseguir sus objetivos). Aquellos que se arrogan la representación exclusiva del pueblo, ha dicho Van der Bellen, mienten, porque en el mismo asunto hay siempre cuatro, cinco o seis opiniones posibles, diferentes y complementarias.

Tras este sermoncico primoroso, el Jefe del Estado austriaco, sin perder en ningún momento su sonrisa guasona, ha advertido que, a pesar del fracaso de las conversaciones no hay ningún motivo para la inquietud, porque Austria tiene un Gobierno. O sea, como él mismo ha formulado varias veces, en los ministerios hay gente que coge el teléfono. También ha añadido que nos encontramos dentro del marcon de la “Bundesconstitución”, o sea, que eventualidades como esta, si bien no muy frecuentes, están previstas en la carta magna.

Antes de volver a salir de la habitación más famosa de Austria y de despedirse “Hasta la próxima”, el Bundespresidente más molón de la Historia de esta República (y el más pupas, porque ya debe de estar hasta la pitillera de situaciones históricas) ha anunciado lo que va a suceder a partir de ahora.

Ha anunciado, sin orden y sin valorarlas, las alternativas que hay. Esto es, vuelta a las negociaciones, nuevas elecciones, gobierno en minoría y gabinete técnico, y ha dicho que se va a reunir (de nuevo) con los jefes de los partidos políticos para ver qué les parece a ellos que puede ser lo más práctico y que, después, utilizando sus facultades personalísimas, ya verá él lo que conviene.

En general, y aunque hacer estas valoraciones siempre implica verse un poco ofuscado por el propio sesgo, uno tiene la sensación de que la mayoría de la población (incluso los que han votado a Kickl) ha sentido lo mismo que el Bundespresidente. O sea, un cierto alivio ante la perspectiva de que Kickl no haya conseguido poner en marcha sus planes terribles.

De cualquier manera, a nadie se le oculta que esto ha sido una victoria en la batalla, pero que queda, desgraciadamente, mucha guerra contra el extremismo por delante.


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