En estos días Grexit está en boca de todos pero ¿Qué sucedería en el caso de un “Austrexit”? Una ucronía.
21 de Junio.- Cuando la noticia saltó a los titulares de todos los periódicos digitales, cundió en toda Austria un hondo desaliento ¿Cómo hemos podido llegar a este estado de postración? El camino había sido tan rápido como precisos los engranajes que habían actuado para llegar a aquel callejon sin salida. Repasémoslos: el hundimiento de la Gran Coalición que había gobernado Austria desde la posguerra mundial se había producido, de hecho, el 20 de octubre de 2018.Ese día, Heinz Christian Strache, un protésico dental de verbo incendiario pero sin estudios superiores, había alcanzado, al frente del FPÖ, lo que había ansiado durante casi quince años: la victoria en las elecciones legislativas. Había sido una victoria reducida: un veintinueve por ciento de los sufragios, pero suficientemente holgada para que, siguiendo las reglas fijadas por la constitución austriaca, el presidente, Sr. Van der Bellen, del partido verde, le encargara formar gobierno.
Siguieron unas confusas negociaciones marcadas por el trauma que suponía (en el exterior tanto como en el interior de Austria) que la ultraderecha, con su duro mensaje xenófobo, prorruso y antieuropeista, hubiera alcanzado el poder.
Pronto saltó la sorpresa: Strache decidió arriesgarse a formar un gobierno en minoría con los Neos y los restos del ÖVP. El SPÖ, sumido en su propia desbandada, había quedado tan noqueado por la victoria de la ultraderecha que no opuso una resistencia seria.
Ante la pasividad del parlamento y la sorpresa general, Strache empezó a tomar decisiones a una velocidad meteórica. Durante una visita de estado al Kremlin, la primera desde que era canciller, anunció que renegociaría los términos de la asociación de Austria a la Unión Europea. Cundió la alarma en Bruselas. El presidente de la Comisión Europea, el expresidente Sarkozy, tuvo palabras muy duras con la nueva posición austriaca. En 2020 y tras una serie de desplantes del inexperto Strache, Austria estaba, de facto, fuera del euro. A partir del primero de enero de ese año, entró en vigor el acuerdo que consagraba para la pequeña república alpina un estado similar de asociación a la Unión similar al de Suiza.
Los votantes del FPÖ, que llevaban años protestando por lo que les habían enseñado a considerar que eran las arbitrariedades de Bruselas, reaccionaron con euforia. En la Heldenplatz se convocó una manifestación patriótica. Sin embargo, como si se tratara de un augurio, tuvo que ser disuelta porque justo en aquel momento se abatió sobre Viena una tormenta eléctrica de proporciones casi bíblicas.
En menos de tres meses, las constantes vitales de la economía austriaca empezaron a mostrar señales de alarma. Desde la ORF, antaño referente informativo del país, transformada por el gobierno de la ultraderecha en una portavocía de propaganda, se insistía en que la subida del desempleo, la caida drástica de las exportaciones y la huida de capitales extranjeros se debían a siniestros complós orquestados desde el exterior.
Sin embargo, pronto la situación de la economía austriaca se volvió desesperada y en la primavera de 2021 Strache tuvo que acudir, a través de su ministro de economía, a préstamos sucesivos del Fondo Monetario internacional.
El Estado austriaco necesitaba dinero a como diera lugar, y aquella propuesta llegaba del lugar menos esperable.
(Continuará)
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