Pocos días después de que se cumpliese el septuagésimo octavo aniversario de la rebelión del ejército contra la segunda república española, Hans Landauer, último combatiente austriaco en las brigadas internacionales, ha fallecido. Esta es su historia.
21 de Julio.- Hace tres días, se cumplió el septuagésimo octavo aniversario del estallido de la rebelión del Ejército contra el gobierno de la segunda república española. Como todos mis lectores saben, fue el inicio de la Guerra Civil Española (1936-1939). Vamos, de la última guerra civil española, porque entre pitos y flautas, en la Península llevábamos matándonos los unos a los otros, con diferentes paréntesis, prácticamente todo el siglo XIX. En realidad, se puede ver la Guerra Civil como una especie de final retrasado del periodo decimonónico en España.
En la actualidad, a Dios gracias, solo cuatro exaltados conmemoran en serio tan funesto episodio, el cual dio al traste con la democracia en España durante casi cuarenta años (no es que la democracia republicana fuera la pera limonera pero hay que reconocer que, en tanto que era una democracia, era la mejor disponible) y, por diferentes carambolas, llevó a Francisco Franco –un señor sin duda astuto pero con las limitaciones intelectuales que todos conocemos– a ejercer un poder cuasi onmímodo que sacó a España del concierto de las naciones europeas y nos condenó a un atraso, una burricie y una grisura de los que nos ha costado bastante recuperarnos.
Franco, a Dios gracias (aunque la biología también desempeñó su papel, como es lógico), convirtió el mundo en un lugar mejor hace casi cuarenta años, mediante el simple expediente de cascar (Dios lo tendrá en donde estime oportuno, de momento los hombres depositaron lo que quedó de él en el Valle de los Caídos, un sitio que da muy mal rollo) pero los testigos de la carnicería que Franco contribuyó mucho a hacer más grave sobrevivieron a Franco bastantes años. Entre ellos, el personaje que nos ocupa hoy: un austriaco que, no solo combatió en España por la libertad y la democracia (o así) en las Brigadas Internacionales (por eso lo de “o así”, ya que las Brigadas fueron un invento comunista y los comunistas, en aquella época, ya se sabe, no se distinguían mucho por su pedigrí democrático) sino que, después, sufrió cautivero en el matadero de Dachau y luego, tras sobrevivir, dedicó su vida a lo que tocaba: a dar testimonio de lo que el totalitarismo es, para que no se vuelva a repetir.
Hans Landauer: un ciudadano ejemplar
Hans Landauer, el último superviviente de los combatientes austriacos en suelo español, partió a la guerra en 1937, a la tierna edad de dieciséis años. Cuando se jubiló en 1983, trabajó en el DÖW (Archivo documental de la resistencia austriaca) en donde se dedicó a compilar las biografías de los 1380 austriacos que lucharon heróicamente en las filas de la República y en 2003 las publicó en forma de libro.
Landauer luchó en el llamado batallón 12 de Febrero, en la undécima brigada. Para tener más información sobre el porqué del nombre, mis lectores pueden echarle un vistazo a los posts sobre la corta –pero decisiva- guerra civil austriaca, la que tuvo como consecuencia la llegada el fascismo –primero filonazismo– a EPR. Después de la guerra civil española, como decía, Landauer fue detenido y llevado a las dependencias nazis de Rosauerlände, en Viena. Y de allí, a Dachau, en donde sobrevivió gracias a la solidaridad de sus compañeros de cautiverio.
Tras la contienda mundial, Landauer trabajó en la policía de Viena y luego en la ONU en el contingente de seguridad que las Naciones Unidas enviaron a Chipre, también fue miembro del retén de seguridad de la embajada austriaca en Beirut.
Landauer dio multitud de conferencias en las que trató de inculcarle a las nuevas generaciones el respeto por los ideales que hacen este mundo mejor: o sea, la solidaridad, la tolerancia, el respeto por los demás y el pacifismo. Los que le conocieron, cosa insólita, hablan de él como un hombre que, a pesar de haber pasado por tragos muy duros (o quizá por eso) siempre conservó una gran agudeza y un enorme sentido del humor. Falleció, como dije más arriba, a los noventa y tres años, tan solo algunos días después del penúltimo combatiente vivo austriaco de las Brigadas Internacionales.
Por cierto, quien quiera practicar alemán, puede leer la noticia aquí.
Durante la segunda guerra mundial, las obras de arte de los museos vieneses corrieron grave peligro ¿Quieres saber cómo fueron salvadas? No tienes más que escuchar el documental que esta semana te trae Zona de Descarga.
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