¿Por qué los alemanes pueden tener muchos problemas a la hora de ir a un supermercado austriaco? En este post te damos una respuesta que te sorprenderá.
11 de Diciembre.- No falla: di que estoy planchando y me pongo una película o una serie y, en algún momento (sobre todo en las americanas) se produce la siguiente escena. El protagonista, golpeado por el destino de alguna manera, se derrumba en una silla y, en ese mismo momento, otro personaje le dice:
–Möchtest du KAffe?-con acento en la A de Alemania. Y yo, malo de la vesícula biliar:
–¡Se dice KaffÉ! ¡Kaffé! –y claro, los de la tele, a su bola. Es batalla perdida.
El alemán es una lengua extendida y, en el ámbito geográfico en que se habla,toma formas muy diferentes. Dado que las variedades dialectales son enormemente complejas y numerosas, la industria del entretenimiento ha tomado la calle que ocupa la posición central y las películas se doblan a un alemán neutro que, naturalmente, se parece más (demasiado, dirán algunos) al alemán de Alemania que al alemán austriaco –un mercado mucho más pequeño- o al alemán suizo (el cual, de todas maneras, no se parece a nada un pijo, pero eso es otra historia).
Esto se nota sobre todo en que los más pequeños de la casa, particularmente los que más propensión tienen a ver las mierdas que pone la RTL, cada vez utilizan menos palabras austriacas y hablan con ese idioma artificial que solo se practica en los riáliti chóus en donde hay tronistas, gente medio en bolas perdida en cualquier selva (o a veces, tronistas perdidos en cualquier selva) o tipos y tipas encerrados en casas en las que, presuntamente, huele a pies y a gases intestinales que tumba.
El día uno de enero del año que viene, o sea, dentro de nada y menos, hará veinte años que EPR entró en la Unión Europea –nosotros llevábamos ya un rato cuando lo hicieron- y, si bien la relación entre los austriacos y la Unión nuestra es de amor-odio (ya saben mis lectores, el veinticinco por ciento de costumbre pone el odio y el resto un amor bastante tibio) ya desde los tratados de adhesión de Austria a la casa común, se puso mucho énfasis en que se defendieran los términos culinarios de la invasión del alemán “piefke”, como aquí se denomina al idioma (vocabulario, más bien) que se utiliza en la tierra de Cruella de Merkel.
La verdad es que la cosa es un poco como escribir en el agua, porque la lengua, al fin y al cabo, la hacen los hablantes y a nosotros, los hablantes, la verdad es que las normas nos dan un poco igual y seguimos, generalmente, la ley del mínimo esfuerzo (“el hombre es un animal vago por naturaleza”, que decía un profesor mío de gratísimo recuerdo). Aún así, he aquí la lista de veinte términos que, con más o menos éxito, defienden los austriacos y que son, en su mayoría, de uso común en este lado de los Alpes (primero pongo el austriacismo y luego el término piefke)
–Beiried en vez de Roastbeef
–Topfen en vez de Quark (ay ese Topfengolatschen! Qué rico que está;los alemanes, si no han estado aquí, no saben ni lo que es)
–Vogerlsalat en vez de Feldsalat (por cierlo ¿A que mola llamarle a los berros “lechuga de los pajarillos”?)
–Grammel en vez de Grieben (los riquísimos torreznos)
–Melanzani en vez de Aubergine (las Aubergines son de obvia procedencia gala, es muy raro que, siendo el alemán austriaco un pastel de galicismos este no haya permanecido; quizá porque los ricos comen pocas berenjenas, con lo ricas que están).
–Lungenbraten en vez de Filet
–Karfiol en vez de Blumen(Helmut)Kohl –lo siento, no me he podido contener
–Ribisel -con acento en la primera i- en vez de Johanisbeeren –esta, francamente, yo la he escuchado en Austria indistintamente.
–Kohlsprossen en vez de Rosenkohl –a mí me suena mucho mejor brotes de col que rosas de col, que me parece un poco hortera, pero cien millones de alemanes (aproximadamente) no pueden estar equivocados.
-Weichseln en vez de Sauer Kirschen (confieso que esta es la primera vez que la oigo)
–Faschiertes en vez de Hackfleisch (¿Ves? Por ejemplo yo de esta, del término alemán, no tenía ni idea. O sea, que estoy seguro que vas a una carnicería vienesa y ni saben lo que es).
–Kren en vez de Meerrettich (esta es una cosa a la que te tienes que acostumbrar cuando vives aquí, qué sería de las salchichas sin su mostaza y su Kren, por no hablar de lo sana que es, que tiene tres veces tres más vitamina C que el limón).
–Powidl en vez de Pflaumenmus. Recomiendo a mis lectores que se escuchen esta deliciosa canción y, aparte de aprender alemán, tomarán posesión de un cachito de cultura popular austriaca.
–Obers en vez de Sahne (lo cual no quita para que, en uno de los grandes éxitos de Udo Jürgens, más austriaco que el emperador Paco Pepe, el cantante pida por favor mucha sahne).
–Eierschwammerl en vez de Pfifferlinge (¡Qué ricas las setas en tortilla, por ejemplo!).
–Marillen en vez de Aprikosen, para los albaricoques (en el enlace, el orígen de esta diferencia).
–Fisolen en vez de Grüne Bohnen (o sea, en vez de judías verdes como decimos nosotros). Por cierto, en español, según el DRAE existe la palabra Fásol, para decir judía, pero nadie sabe de dónde viene.
-Las famosas Erdäpfel en vez de las Kartoffeln de Berlín
-Los paradeiser en vez de los tomaten de Lübeck
–Rostbraten en vez de Hochrippe
Y, por último:
-Hüferl en vez de Hüfte
NOTA: por cierto, como yo no cuezo, sino que enriquezco, este artículo es un “enriquecimiento” de este aparecido en la edición del Kurier de hoy.
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