Hoy, en la fecha en la que se conmemora a las víctimas del holocausto, se ha hablado de antisemitismo en Austria.
18 de Abril.- Hoy es el día internacional de conmemoración de la Shoá (en hebreo, “la catástrofe”). Durante el holocausto, seis millones de personas judías fueron asesinadas en la siniestra maquinaria puesta en marcha por los nazis. El antisemitismo, al contrario de lo que pudiera parecer, no murió cuando se descubrieron los macabros crímenes cometidos entre 1933 y 1945. Antes bien, como un fantasma asqueroso, las recientes crisis, como la de la pandemia, lo han hecho reaparecer, en forma de las antiguas teorías conspiranoicas.
Hoy, el Parlamento austriaco ha publicado su tercer informe bianual sobre el antisemitismo en Austria, informe que arroja unas conclusiones preocupantes. Ha sido realizado por el IFES (Instituto para el Estudio Social Empírico) y se ha preguntado a 2000 personas mayores de 16 años y, por lo tanto, con derecho a voto según la legislación austriaca, sobre lo que piensan de los judíos, no solo con respecto a las teorías conspiratorias sino también con respecto a los crímenes del nazismo.
El presidente del Parlamento austriaco, Wolfgang Sobotka, en la presentación del informe, ha destado algo que tiende a olvidarse y es que el antisemitismo no es una verruga moral exclusiva de un determinado grupo político. Es cierto que hay un antisemitismo de extrema derecha, que es el más visible (por ejemplo, en esas alcantarillas de internet en donde se habla de Soros o de Bill Gates) pero también está presente en la izquierda, en forma de fobia al estado de Israel o al movimiento sionista. Y también hay un antisemitismo que ha llegado a Austria a través de los ciudadanos nacidos en Oriente Medio a los que las convulsiones de la guerra han traído a Austria. Aunque no solo: suficientemente llamativo es que el 53% de los interrogados con ascendencia procedente de Turquía u otros países musulmanes de su entorno, a pesar de que han crecido en Austria y han ido al colegio aquí, presentan algún rasgo de antisemitismo y dan crédito a esas imbecilidades que, por comodidad, llamamos teorías de la conspiración.
Más de un tercio de las personas residentes en Austria piensan que los judíos intentan obtener ventajas de lo sucedido durante la segunda guerra mundial. Entre los menores de veinticinco, el porcentaje* es de un cuarto. El porcentaje aumenta en las personas con ascendencia de Oriente Medio y Asia Menor. Casi la mitad de ellos piensan que están muy de acuerdo o bastante de acuerdo con esto.
Ese mismo tercio perpetúa el mito de que los judíos controlan el mundo a través de las finanzas internacionales. En el grupo de personas con ascendencia de oriente medio, el porcentaje sube de nuevo. Casi un cincuenta por ciento opina que los judíos tienen demasiada influencia en Austria (whatever that means) y un 43 por ciento piensa que “detrás de la inflación están los judíos a través de empresas multinacionales”.
Sí. Para vomitar.
Un tercio de los austriacos, sin prestar atención a su procedencia, está en contra de que se rememore lo sucedido durante la segunda guerra mundial (claro: a nadie le gusta que le recuerden lo que hizo su abuelito). Un cuarto, por cierto, por debajo de los veinticinco. De nuevo, un cincuenta por ciento de las personas con ascendencia en Oriente Medio o Asia Menor piensan que esto es verdad.
Un once por ciento de los austriacos piensa, “a calzón quitao”, que con esto del holocausto “se exagera mucho” (el porcentaje aumenta con los menores de veinticinco).
Un cuarenta por ciento de las personas con ascendencia turca o de Asia Menor, piensan que “no es casualidad que a lo largo de la Historia los judíos hayan sido tan perseguidos” (entre los austriacos “pata negra”, un veinte por ciento es así de mala persona).
*fe de errores: por distracción del autor, en una versión anterior de este artículo se afirmaba que “un tercio” es menor que “un cuarto”.
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