Salzburgo, casco antiguo

Ser comunista hoy en Austria

Salzburgo, casco antiguo

¿Es posible ser comunista hoy en día? Es más: ¿”Es bien” ser comunista hoy en día? Kay-Michael Dankl tiene la respuesta.

25 de Abril.- Es probable que los lectores se acuerden de Marco Pogo, candidato que fue a la presidencia de Esta Pequeña República. Ese hombre que era tan guapo y artista que se merecía una princesa o una dentista. Pogo demostró que había hambre en Austria de un cambio, y que había vida (afortunadamente) más allá de la retorica tóxica de la extrema derecha, basada en la negatividad constante, en la burricie y en la incultura. Fueron muchos los que le auguraron a Pogo un buen futuro como político, futuro que, de momento, no se ha materializado.

Viendo la entrevista que ayer concedió el jefe de los comunistas salzburgueses, Kay-Michael Dankl, al Zeit im Bild, uno tenía exactamente esa misma sensación de aire fresco, de renovación y, por qué no decirlo, de ilusión.

En primer lugar, llamaba la atención de Dankl la tranquilidad con la que afrontaba la conversación. La crispación con la que suelen comparecer en la ORF los políticos austriacos suele ser directamente proporcional a lo desértico de sus respuestas. Cuanto menos contenido -tómense por ejemplo las últimas entrevistas del canciller Nehammer o las de Rosenkranz, que fue candidato de la extrema derecha a la presidencia- más crispadas son las entrevistas y más proyecta el entrevistado su agresividad contra el entrevistador.

Dankl, como digo, contestó con mucho rigor, mucha concisión y mucha inteligencia a las preguntas que le plantearon.

Quizá la respuesta que ha dado más que hablar fue la que dio cuando le preguntaron que hasta qué punto era él comunista. Sin inmutarse -seguramente esperaba la pregunta- Dankl contestó que de las mejores ideas se pueden hacer cosas terribles y cuando le sacaron los antiguos países del bloque socialista él, después de enfatizar mucho que estaba a favor de la democracia y que las dictaduras le daban muy mal rollo, dijo que el comunismo se remonta al siglo XIX, al movimiento obrero, que ha dado a la Humanidad cosas tan importantes y que no se podía comparar al comunismo actual con el de Breznev, lo mismo que a nadie se le ocurriría comparar a la Iglesia católica actual con la de los salvajes de las cruzadas o de la inquisición.

Dicho lo cual también explicó que para él el comunismo era pensar que puede haber un mundo mejor en donde no se expolie la naturaleza, y en donde se repartan los recursos más igualitariamente. O sea, lo que cualquier socialdemócrata en sus cabales debería hoy en día defender.

También dijo algunas verdades como puños: por ejemplo que los comunistas no tenían ningún interés en entrar en el Gobierno, porque eso significaría tener que sacrificar buena parte de sus objetivos a los intereses de un partido, el popular austriaco, con el que no tienen nada que ver. Insistió en que en la democracia la oposición desempeña un papel muy importante como contrapeso. También afirmó que en Austria los superricos (el 2% de la población) no contribuyen al sostenimiento de los servicios que disfruta (la aplastante mayoría) de la población. Esto es, aquellos que tenemos que hacer cuentas para llegar a fin de mes.

Tuvo Dankl también duras palabras para los “fans de Putin”, algunos en las filas de su propio partido.

En conjunto, consiguió aparecer de la forma más favorable. O sea, como un tipo moderado, inteligente y derrochando un sentido común por desgracia infrecuente.

La única duda que a uno le queda de todo este asunto es que, si esto es así ¿Qué necesidad hay de invocar el comunismo?

 


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.