El diecisiete de mayo de 2019 el Gobierno austriaco saltó por los aires debido al escándalo de Ibiza.
17 de Mayo.- El 17 de mayo de 2019 fue viernes, como hoy. Yo estaba sentado en el salón de mi casa. El sol entraba a raudales por la ventana. A las seis de la tarde la ORF interrumpió su programación habitual y emitió un fragmento de video, que terminaría haciéndose muy famoso. Las imágenes eran de muy mala calidad pero mostraban inequívocamente a Heinz Christian Strache, entonces vicecanciller de Austria, representando a la extrema derecha, y a su mano ídem, Johann Gudenus. Junto a ellos había una mujer joven, delgadita y rubia.
Eran apenas unos segundos pero con el potencial suficiente para hacer saltar el Gobierno austriaco por los aires.
EL VIDEO DE IBIZA
La publicación del “vídeo de Ibiza” durante el cual se escuchaba a Strache y a Gudenus ofrecerle a una supuesta oligarca rusa (dato que cobra más importancia a la luz de la historia posterior) la llave de los servicios públicos austriacos (la gestión del agua) a cambio del control del Kronen Zeitung, hundió al país en la ignominia y propició una cascada de acontecimientos inéditos que convirtieron a Austria en la comidilla de sus socios europeos y del mundo en general.
Por suerte, el presidente era Alexander van der Bellen, si no, la crisis hubiera podido tener consecuencias tremendas.
Al sábado siguiente, 18 de mayo, yo estaba invitado a una boda. Antes de salir de casa, pude ver en directo la rueda de prensa por la cual Heinz Christian Strache dimitía y abría una crisis en la alta política austriaca que nos condujo a un viaje interminable de susto en susto, en donde cada noticia era más abracadabrante que la anterior.
Me acuerdo de haberme pasado la boda apuntando en una servilleta todas las noticias que conté luego más tarde. De hecho, puedo decir ahora que me lo pasé muy bien, y que me picaban los dedos de ganas de ponerme delante del teclado.
SÁLVESE QUIEN PUEDA
Como se supo más tarde, las horas siguientes a la emisión del vídeo fueron un sálvese quién pueda de proporciones épicas. La extrema derecha trató de venderle al Partido Popular austriaco la posibilidad de hacer desaparecer a Strache y sustituirle por Hofer. Los populares dijeron que la condición primordial era librarse del personaje más incómodo del Gobierno: Herbert Kickl.
Los ultras se negaron y la crisis se precipitó.
A partir de ahí, todos empezaron a tomar posiciones. El FPÖ, con Strache fuera de combate, se convirtió en un partido bicéfalo (Kickl y Hofer, transformados en poli malo, poli bueno) y Kurz creyó que podría sobrevivir.
Según fueron pasando los días, la gente empezó a atar cabos y a darse cuenta de que la existencia de los vídeos ya habían sido anunciados casi un mes antes de que aparecieran por un humorista alemán, Böhmmermann. La ZDF, la tele pública alemana, tuvo que salir en defensa de Böhmmermann, para aclarar que no había tenido nada en la confección del vídeo. Los damnificados, que no sabían aún de dónde les había venido aquella avalancha que había transformado su vida en una mala copia del guión de Vorstadt Weiber, la serie que entonces triunfaba en la ORF, empezaron también a buscar culpables y a imaginar tramas.
Estaban muy lejos de la verdad: la operación Ibiza fue obra de un grupo de aficionados y chantajistas de medio pelo que probablemente buscaban más el dinero que otra cosa.
El día 21 de Mayo de 2024, Herbert Kickl sufrió una humillación de la que aún no se ha recuperado: fue el primer ministro de esta república que fue expulsado del Gobierno por el Presidente (los demás ministros ultras ya habían dimitido, todos menos Kari Kneisl, “la caballa” de Troya de Moscú en el Gobierno austriaco, a través de la cual Putin podía controlar todo lo que se cocía no solo en Austria sino en la Unión Europea).
El 27 de Mayo, otro momento inédito: moción de censura en el Parlamento contra Sebastian Kurz. Hasta aquel momento, había habido nada más y nada menos que 185 mociones de confianza en la Historia del parlamentarismo austriaco, la de Kurz (vaya por dios) fue la primera en tener éxito.
BRÍGIDA CERVECILLA: LA PRIMERA CANCILLER AUSTRIACA
El día 30 de Mayo, el Presidente van der Bellen, cumpliendo con su deber constitucional, nombró a una canciller, la primera que ha tenido la república austriaca. La antigua presidenta del constitucional austriaco, Brigitte Bierlein fue la elegida por Van der Bellen, Jabloner, otro ex presidente del tribunal constitucional, fue nombrado vicecanciller y tres días más tarde, el día 3 de Mayo, se conoció la lista de seis ministras y seis ministros que gobernaron Austria sin gran ruido hasta las siguientes elecciones, que ganó Sebastian Kurz. Se trataba de un gabinete totalmente paritario con el cual los austriacos estuvieron muy satisfechos.
La crisis se había cerrado, aunque lo cierto es que, pasado un lustro, sus ecos se siguen escuchando. No ya en las diatribas de Herbert Kickl, podrido de rabia y de rencor. No, en las aceitosas excusas de Karin Kneisl, autoexiliada en Rusia, sino en un rosario de casos de corrupción que son, ante todo, una advertencia para el futuro: allá donde la extrema derecha asienta sus reales, más pronto que tarde, termina oliendo a podrido.
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