La última de 2016

Mister Proper reforzado una duda ha planteado: ¿Podrá contenerse Paco Bernal y estar 9 días enteros sin escribir? Solo el tiempo lo dirá.

21 de Diciembre.- Queridos lectores, a ver si lo escribo: esta…. de hoy…- será la última entrada de 2016.

Ay, lo que me ha costado.

Creo que en diez años no hay precedentes y, la verdad, no sé todavía si podré contenerme, pero he decidido que, por primera vez en una década, me voy a tomar las navidades libres. Así pues, la próxima entrada de Viena Directo será el día 1 de enero del año que viene, porque el concierto de año nuevo es, como todo el mundo sabe, el Concierto de Año Nuevo.

Este 2016 que se termina dentro de pocos días ha sido un año que hemos tenido que llevar con muchísima paciencia, sobre todo las personas sensatas, porque hemos tenido a ratos la sensación de que el mundo se había vuelto loco (el Brexit, Donald Trump, el ascenso imparable de la estupidez en forma de extremismos –sobre todo de extrema desvergüenza-…). El 2017 será el aniversario de la revolución de octubre (en realidad, noviembre, por la diferencia de calendario) y, como sucedió con el asunto este de los mayas, en 2012, ya han empezado a salir por ahí las apocalípticas para decir que puede ser otro año de esos que cuanto más los conoces más quieres a tu cerdoperro interior.

Sin embargo, no creo que sea el momento de volver sobre esto, así que, como diría Antonio Gala, el quisquilloso genio cordobés, “ahora hablaré de mí”.

Durante este año 2016 he incorporado a mi álbum de recuerdos algunos imborrables, muchos de los cuales no se han visto reflejados en Viena Directo, porque no han pasado en Austria. Por ejemplo, los días pasados en Perú, en compañía de mi amigo J. y de su esposa I., a cuya boda asistí. Independiente de la influencia que la ingesta de piscos pudiera tener en mis percepciones, creo que todo el viaje fue uno de los más divertidos, impresionantes y entrañables que he hecho. Cada día, particularmente los que pasamos en familia, en Lima, fue comparable a la experiencia impagable de leer por primera vez un libro de esos que nos acompañan para siempre. Valió la pena incluso el día y medio que me pasé metido en la habitación humilde de un humilde albergue de Cusco, aquejado de un soroche que me hizo estar malo como he estado malo pocas veces (quien lo probó, lo sabe).

También durante este año y en asuntos más o menos relacionados con el blog, he tenido ocasión de conocer a gente entrañable e interesantísima. Siempre es un placer comprobar que en el mundo queda gente muy lista con grandes historias que contar. Buscarlas, o que me encuentren para servirles de portavoz, es una de las satisfacciones más grandes que me da este blog.

Antes de desearles cosas buenas a mis lectores para el año entrante, me gustaría darles las gracias de todo corazón por haber estado ahí durante todos estos días. Espero no haber defraudado su interés más que lo justo y espero también que, por lo menos, se hayan echado unas risas de vez en cuando. Internet permite que entre los lectores y el escritor se establezca una proximidad que no permite el papel. Los posts son fungibles en cierto modo, pero el lazo queda. Aquí estaré en 2017 para lo que gustéis, incluso si lo que os gusta es trolear un rato (y este blog, como cualquiera con un número grande de lectores, tiene sus trols, a los cuales les agradezco que se expongan a contraer una úlcera grastroduodenal en el curso de su labor, por muy masoca que su labor me parezca).

En fin, queridxs lectorxs: desde la nevada Viena os deseo que paséis unas fiestas muy felices en compañía de vuestros seres más queridos, que no os dejéis acogotar por las cantidades de comida que os van a poner delante: siempre hay sitio para una gamba más. Como Audrey Hepburn en My Fair Lady, siempre que os dejen hablad solo de los temas preferidos por las personas educadas: esto es, el tiempo (atmosférico) y la salud. Ignorad a los cuñados o dadles la razón (dientes, dientes, que es lo que les jode).

Que el 2017 os traiga todo tipo de aventuras, y sexo, y risas, noches de ocho horas de sueño reparador, mañanas soleadas de sábado, buenos libros, películas que no sean secuelas de nada, sino primeras partes que os dejen con ganas de más; que la curiosidad no se os pase y la paciencia os acompañe (porque sin vuestra curiosidad y sin vuestra paciencia, a ver qué hago yo); que siempre encontréis un chiste a tiempo, especialmente cuando la cosa se ponga chunga y que, por último, encontréis siempre tiempo y ganas para cuidar la planta de la amistad, que es una de las que se seca sin remedio si no se la cuida con mimo de vez en cuando. Y, por supuesto, tiempo también para leer Viena Directo. Aquí os estaré esperando cada día con un nuevo artículo. Como siempre. Hasta el año que viene.


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Comentarios

3 respuestas a «La última de 2016»

  1. Avatar de Maronasc

    Paco, qué deseos más bonitos para el próximo año! Y a mí no se me ocurre nada más que “igualmente” ¡juas! Que pases unas fiestas estupendas y hasta el año que viene. ¡Muacks!

  2. Avatar de Amelche

    Me ha gustado mucho el párrafo final. Feliz Navidad y próspero año nuevo a ti también. Un abrazo.

  3. Avatar de Ana
    Ana

    En móvil, tablet u ordenador seguiremos tu pista (y artículos) en el 2017. Gracias por los buenos deseos e igualmente 🙂

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