Ay, Don Fernando, qué mal se han portado con usted

Estos días se han producido en España dos historias que serían imposibles en Austria.

24 de Enero.- En los últimos días se hablado mucho sobre dos despidos sonados: ayer, el de Fernando Savater y hace unos días el de Jaime Peñafiel, nonagenario azote de la Reina Doña Letizia.

Tanto el uno como el otro, en mi opinión, se han encaminado con paso firme a sus respectivos finiquitos. Vamos, que se los han ganado a pulso. Más allá de lo que puedan haber dicho o escrito, el mal que les aqueja a los dos es el mismo: el haber perdido absolutamente el sentido de la propia importancia y, con él, el sentido de la realidad.

El escritor Fernando Savater (Wikipedia)

DON FERNANDO, QUÉ MAL SE HAN PORTADO CON USTED

Fernando Savater llevaba ya bastante tiempo entregado a demoler a puñetazos todos los vínculos que le unían al sentido común más elemental. Uno se malicia que ciertas circunstancias personales han sido demasiado para él. En cualquier caso: más allá de la deriva ideológica, todo el mundo que haya trabajado por cuenta ajena sabe que, si uno quiere conservar su puesto de trabajo, es peligroso andar criticando públicamente a la empresa que le paga la nómina todos los meses (o a tanto la pieza, tanto da). Si uno no es el propietario, es legítimo que, si no cumple, le digan: “caballero, ahí está la puerta”. Claro, luego, las señoras de la calle Serrano, le pararán a uno por la calle y le dirán que hay que ver, Don Fernando, después de cuarenta y siete años, qué mal se han portado con usted. Pero ya no habrá remedio y uno se tendrá que buscar la atención pública en otro sitio (llegado a una edad y alcanzado un estatus, sospecho, es lo único que le importa a cierta gente).

En otras palabras, como dice de vez en cuando el sapientísimo Pedro Piqueras: los cementerios están llenos de gente insustituible.

Jaime Peñafiel, lo mismo. Las cabezas de vecindonas pensarán que al anciano columnista le han puesto de patitas en la calle porque alguien, desde “Casa Real” ha hecho una llamada. Tanto si se ha producido esa conversación telefónica como si no, quienes hayan tomado la decisión de despedir a Jaime Peñafiel seguramente la han tomado para tratar de preservar la reputación de una empresa, el periódico en el que publicaba sus vomitonas, que, en los últimos tiempos, ha intentado distinguirse de los “confidenciales” que son, hoy por hoy, el auténtico sindicato del crimen.

Tassilo Wallentin (de su website)

EN AUSTRIA NO HAY

Si las personas que me leen han llegado hasta aquí, se estarán preguntando por qué diantres, en un blog sobre Austria, son relevantes estas dos historias. Aparte, claro está, de que uno tiene alma de frutero y, por lo tanto, le gusta chafardear, estas dos historias están aquí porque en Austria serían imposibles. En Austria no existe (apenas) la figura el “todólogo”, del columnista o del editorialista. Menos aún del tertuliano. En la prensa de calidad, me refiero, o en la televisión. De hecho, la línea de demarcación que separa exactamente la prensa culta de la prensa basura es precisamente esa: en lector buscará en vano, en los periódicos de nivel, un Jeanée, un Grosz, o un Wallentin o un Wegscheider.

Quizá sea porque las únicas personas que tendrían tirón suficiente para sentarse en la mesa del plató de informativos y hacer un editorial sobre esto o sobre lo otro (lo que, en España, se llaman “telediarios de autor”) trabajan en la radiotelevisión pública, la cual cuenta con límites severísimos a este respecto. Quizá sea porque la cultura española es eminentemente oral. Un español tiene paladar para el aceite de oliva, para el agua y para una buena parrafada. Sobre todo porque no hace falta dedicarle el tiempo a leerla, que ya es algo.

Quizá todo se reduzca a no perder nunca de vista que todos, algún día, desapareceremos, junto con los espacios en los que hemos escrito. Incluyendo, por supuesto, este (este espacio y este escribano).

Y no está mal que sea así. En cierto modo es un alivio.

 

Basílica de San Clemente

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Comentarios

2 respuestas a «Ay, Don Fernando, qué mal se han portado con usted»

  1. Avatar de Gustavo Solano
    Gustavo Solano

    Me encantan tus artículos concisos y al cuello
    Me n saludo

    1. Avatar de Paco Bernal
      Paco Bernal

      Muchas gracias 🙂

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