La semana pasada se publicó el informe anual de los servicios secretos austriacos sobre los peligros que acechan a la estabilidad de Austria.
26 de mayo.- La semana pasada se publicó el informe anual del Verfassungsschutz correspondiente al 2023. Para entendernos, este organismo sería el equivalente a los servicios secretos.
En el informe se trata de arrojar un poco de luz a propósito de los peligros que acechan al Estado austriaco.
Antes de entrar a lo que pone en el documento, quizá las personas que me lean necesiten un poco de contexto.
LOS SERVICIOS SECRETOS AUSTRIACOS, UN DEPARTAMENTO EN OBRAS PERPÉTUAS
Siendo Herbert Kickl Ministro del Interior, en una coalición formada por la derecha y la extrema derecha y presidida por Sebastian Kurz (la misma coalición que fue expulsada del Gobierno por las turbulencias provocadas por el escándalo de Ibiza) sucedió algo que seguramente tuviera pocos precedentes en la historia de los servicios secretos europeos. En 2018, el Ministro del Interior mandó a la policía a una redada en la sede de los servicios secretos (ver caso Egistos Ott). Este hecho inédito provocó que el resto de los servicios secretos europeos cortasen profilácticamente relaciones con los servicios secretos austriacos y, a la postre, fue la causa última del atentado islamista de 2020 que le costó la vida a cuatro personas y la tranquilidad a ocho millones de sus conciudadanos.
Desde entonces, los servicios secretos austriacos luchan por recuperar la credibilidad perdida, para lo cual fueron reestructurados e incluso se les cambió el nombre por el que llevan actualmente.
Como resultado de todo lo anterior es comprensible que, dentro del organigrama del Estado austriaco, la extrema derecha no goza de simpatías ni en la sede de la Presidencia de la República ni dentro de los Servicios Secretos.
Hay que decir también que la antipatía es mutua. Y hay que decir que, a la luz del informe de los servicios secretos austriacos, todos tenemos muchas razones para preocuparnos.
Otra cosa que merece la pena mencionar es que, tradicionalmente, los servicios secretos austriacos no mencionan a los partidos con representación parlamentaria. El que el FPÖ aparezca con tanto detalle en los papeles publicados no solo es la ruptura de un tabú, sino que además indica el peso de las acusaciones. De cualquier modo, el Verfassungsschutz trata de utilizar un lenguaje muy medido para que no se le pueda acusar de instrumentalizar políticamente los datos que menciona. Lo que sucede es que no hay maneras suaves de hacer una tortilla. No hay más remedio que romper los huevos.
IDENTITARIOS, NEONAZIS, ULTRAS Y VICEVERSA
En el informe se aborda sin tapujos la relación (prácticamente la identificación) entre el movimiento neonazi de los llamados “identitarios” y las juventudes del FPÖ. Hasta el punto de que ya es muy difícil distinguir donde empiezan unos y donde terminan las otras. Las juventudes del FPÖ y los identitarios comparecen en los mismos foros y utilizan la misma retórica incendiaria.
Los servicios secretos austriacos resaltan la peligrosidad de los Identitarios a los que describe como “pirómanos ideológicos” y “muy afines con las armas” y con una “creciente disposición a la violencia”. El jefe de los identitarios es Martin Sellner, el cual asistió a una conferencia secreta de la extrema derecha en Potsdam, en las cercanías de Berlín en la que se habló sin tapujos de “deportaciones masivas” de personas como usted que me está leyendo y yo mismo.
A ella asistieron Sellner y políticos de AfD (Alternativa por Alemania) y algunos ricos patrocinadores que aportan la pasta para estos aquelarres.
Desde la cúpula del FPÖ, los asquerosos identitarios son vistos con benevolencia. El propio Kickl los ha calificado como “un proyecto interesante y merecedor de apoyo” y como una “organización no gubernalmental”.
Los Identitarios han sido y son la tropa de asalto de la extrema derecha austriaca y, por boca de Sellner proporcionan abundante munición retórica a los políticos ultra. Especialmente a los más nauseabundos, como su cabeza de lista para el Parlamento Europeo, el incalificable Vilimsky.
De la cloaca identitaria proceden las llamadas a la “remigración” (la nueva versión de la antigua deportación nazi) que no se le cae de la boca a los políticos “senior” del FPÖ.
El informe de los servicios secretos austriacos también menciona las diferentes plataformas de propaganda que esta ideología utiliza para difundir sus narrativas extremas fuera del circuito de los medios de comunicación sometidos a las reglas de la decencia. Casi sin excepción, estos medios digitales tuvieron un momento de auge con el movimiento antivacunas durante la pandemia.
Como era previsible, Herbert Kickl ha atacado a los servicios secretos austriacos y ha tratado de quitarle autoridad al informe. Cosa en cierto modo dificultosa, porque es bien sabido que algunos de los cargos más prominentes de los servicios secretos austriacos son fogosos simpatizantes de los ultras.
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