!Qué nos gustan los posts de listas! !Qué nos gustan los posts de generalizaciones! Unas y otras hoy sobre un tema sensible.
2 de Enero.- Complaciendo la petición de un amable lector, que me escribió un mensaje el día 31, hoy nos vamos a ocupar de un tema “nicht ganz ohne”, que dirían aquí. O sea, que puede ser que levante ampollas. Este seguidor de Viena Directo se interesaba por las diferencias existentes entre los alemanes y austriacos. He procurado ser lo más imparcial posible, pero creo que habrá amantes de nuestros vecinos del norte que puede ser que no estén de acuerdo con alguna de mis apreciaciones (también puede haber algunos que vivan en EPR que piensen que me he pasado tres pueblos). A unos y a otros, aprovecho para pedirles perdón de antemano si acaso les ofendo. Allá vamos con las diferencias:
1.- Alemania es más grande que Austria (83.879 kilómetros cuadrados contra 357.168, ocho millones y medio largos de habitantes contra algo más de ochenta). Esto parece una obviedad, pero el tamaño de los dos países los condiciona muchísimo culturalmente, como luego se verá.
2.- Como la sociedad alemana es mucho más grande, es también muchísimo más permeable que la austriaca. En Austria (no lo digo yo, lo afirman los principales organismos internacionales), si naces en una determinada clase social es muy probable que te mueras en ella (de hecho, los austriacos son los inventores del termino Freunderlwirtschaft, o “negocio entre amiguetes” que refleja mucho esto). Hay muchos factores, principalmente el acceso a una educación de calidad, que se alían para que esto suceda. El número de personas con poder en Austria será de unos pocos miles (un pueblo pequeñito) y todos se conocen y se ayudan. En Alemania, estos lazos “familiares” son mucho más difusos, con lo que hay más movimiento.
3.- En Austria está mucho más presente que en Alemania la cultura eslava. Basta mirar cualquier portero automático de la ciudad de Viena para toparse con apellidos checos, eslovacos, húngaros o de la antigua yugoslavia. No quiere decir que sus portadores hayan nacido allí (o no necesariamente). Son cosas del imperio. La influencia cultural de lo eslavo es muy grande, por lo tanto. En la cocina, en las costumbres, en el vocabulario…
4.- Para Austria, el trauma gordo fue la primera guerra mundial. No es de extrañar. El país encogió de manera brutal y se vio obligado a renunciar de golpe y porrazo a la que había sido su imagen de sí mismo durante casi un milenio. A partir de 1918, aquí las cosas fueron cuesta abajo hasta que, a mediados del siglo pasado, la cosa se recuperó un poco. Cuando los austriacos se pusieron a mirar a un pasado mejor hicieron las películas de Sissi. O sea, miraron al Imperio y a su apariencia de paz y serenidad. Para los alemanes el trauma gordo fue el final de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco es de extrañar porque
5.- Austria es una entidad política consciente de sí misma desde hace más de un milenio, en cambio Alemania es un país unido (o así) desde antes de ayer (el siglo XIX). O sea, que quitando al loco de Luis de Baviera, los alemanes tienen poco pasado al que mirar (también, si bien se mira, muchísimo menos lastre histórico).
6.- Los austriacos, como sus primos alemanes, son grandes amantes del escalafón y de colocar a todo el mundo en su cajoncito. Están programados para, en cada situación, buscar “al que manda” y funcionar de acuerdo a sus órdenes porque “si está por encima de mí, por algo será”. En Alemania, generalmente, esto se hace casi espontáneamente dependiendo de la cualificación de las personas. En Austria tambien, pero los austriacos necesitan, culturalmente, una confirmación de su valía de cara a la sociedad. Son los títulos. En Alemania están desterrados. En Austria, en cambio, la vida es una contínua película de Cantiflas (que si “Lisensiadito” por aquí, que si “Doctorsito” por allá…), incluso se utilizan títulos de la monarquía, como Hofrat (Consejero de la Corte), incluso cuando ya no hay corte.
7.-Los alemanes son tan racionales que, frecuentemente, alcanzan la irracionalidad (no es difícil encontrar ejemplos en su historia que así lo prueban). Son como el médico que, si cree que el tratamiento es correcto, lo aplica aunque acarree la muerte del paciente. Cuando Kant escribió su “Crítica a la razón pura” sabía de qué estaba hablando. Vivía entre locos poseidos por la manía del raciocinio (esto, en otras partes, se llama “ser cuadriculados”).Los austriacos, con frecuencia, se dejan llevar tanto por los sentimientos, que muchas veces, haciéndolo, actúan con exquisita sensatez. Asimismo, para los alemanes no existe lo imposible. Si ellos son capaces de concebirlo, tendrá que poder hacerse. Los austriacos saben que hay otras cosas en la vida y actúan en consecuencia.
8.- Austria es una sociedad más rural que la alemana (o, por lo menos, se ve a sí misma de esta manera). Las ciudades grandes no son tan grandes (en realidad, la única ciudad grande de verdad es Viena, el resto de las grandes ciudades austriacas son bastante pequeñujas, véase Salzburgo, por ejemplo, que es, con todos los respetos, un pueblo de cabras). En Austria, todo lo que no es Viena está am Land (en el campo) y “el campo” empieza en cuanto termina el distrito 23. Alemania, en cambio, tiene ciudades grandes muy grandes y eso se nota decisivamente en su cultura.
9.- En Austria lo gemütlich (acogedor, bonito, etc) tiene rango de religión. En todos los sentidos. Los austriacos son muy poco amigos de abordar los conflictos cara a cara. Para bien y para mal. Para bien porque la vida es mucho más agradable de esta forma, para mal porque, algunas veces, los conflictos permanecen latentes y luego, cuando uno menos se lo espera ¡Pimba!
10.- Austria es un país mayoritariamente católico con todo lo que esto conlleva y Alemania es un país mayoritariamente protestante también con todo lo que esto conlleva. El catolicismo conlleva cierta flexibilidad ética (aquello de “hago mal, luego me confieso, rezo cuatro avemarías y aquí no ha pasado nada”), mientras que el protestantismo vive poderosamente bajo el influjo de Calvino y su inflexibilidad. Los católicos, aunque pueda parecer lo contrario, nos tomamos la vida menos a la tremenda que los protestantes. En este sentido, se puede decir que Austria es la última frontera del Mediterráneo.
11.- En Austria no vivieron el comunismo, con lo cual no quedaron vacunados, de modo que Austria es un país mucho más burocrático que Alemania y en donde se tiende a ponerle trabas a la libre iniciativa. De hecho, en Austria, la burocracia, la covachuelilla, el puestecito, son una religión y el funcionario es una parte del paisaje urbano de esta ciudad y de esta cultura.
12.- En Austria bebemos café como Dios manda (no hace falta que diga nada más ¿Verdad?¿Hablo de las porquerías esas de filtro que beben más al norte? No, mejor me callo).
13.- Los alemanes son buenos jugando al fútbol (los austriacos lo saben y les duele). A los austriacos, en cambio, les gusta el fútbol pero son buen(ísim)os esquiando. En fin. No se puede tener todo.
14.- Los austriacos son “vinobebientes” (sobre todo cuanto más te acercas a Hungría) en tanto que los alemanes son “cervezabebientes”. Una de las fibras del alma austriaca es ese sentirse herederos del imperio romano (Viena fue una fundación romana y hace algunos decenios que se reivindicó el topónimo Panonia para Burgenland).
15.- En algo son los austriacos y los alemanes iguales y diferentes al mismo tiempo. Los alemanes llaman a sus vecinos Ösis (cosa que a los austriacos les pone del hígado) y los alemanes llaman a los austriacos “Piefkes” (cosa que a los alemanes también les hace que les suba la bilirrubina).
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