Cría cuervos (y tendrás cuervillos)

VehementesParece que sin querer el político ultraderechista Heinz Christian Strache dijo una frase que ha sido la comidilla de las redes sociales. De los peligros de ser buena gente.

29 de Septiembre.- Hace unos días hablaba yo de que, desde que Marquitos Montaña de Azúcar inventó una sencilla página web que le permitía comentar a él y a sus amigotes las fotos de las chicas de la Universidad (de ahí, lo del Libro de las Caras) nuestra vida ha cambiado significativamente y, una parte de ese patio de vecindonas en que se ha convertido la Humanidad, se dedica a despellejar al prójimo en internet.

Asimismo, a estas alturas ya es un tópico decirlo, lo que en el lenguaje de los programas del corazón se llaman „las polémicas“ se amplifican de manera que pierden cualquier contacto con la realidad y luego !Pluf! Se esfuman y, dos días más tarde del estallido, se ven sustituidas por otras polémicas ¿Quién se acuerda ahora de aquellos tiempos en que éramos todos expertos en el ébola? ¿Quién se acordará dentro de quince días de las palabras de Fernando Trueba?  (fuera de los tontos que, naturalmente, las mencionarán cuando Fernando Trueba estrene otra de sus películas, claro) ¿Quién recordará el año que viene a Podemos? Pues eso.

O sea, para una persona de carácter medianamente moderado es muy díficil tratar de infundir un poco de calma a unos semejantes suyos que viven de susto en susto, de shock en shock y de indignación en indignación. Vivimos, como sociedad, en una montaña rusa de sensaciones que ha convertido la conciencia global o social en una materia porosa sobre la que se dibujan unos estímulos que van, que vienen y que, con suerte, por el camino se entretienen.

Un ejemplo de esto ha sucedido estos días en Austria.

Como todos mis lectores saben, el FPÖ, partido ultraderechista austriaco, ha obtenido un resultado funestamente bueno en las elecciones de Alta Austria.

Es una racha (que, como todas, se interrumpirá algún día y con esa esperanza sobrevivimos aquellos que todavía confiamos en la cordura de este pueblo que nos acoge) pero, es obvio, como sucede con los equipos de furgol cuando encadenan un triunfo con otro, ha hecho que en el FPÖ el personal se venga arriba y piensen que las elecciones de Viena, a celebrarse el día 11, serán un paseo triunfal.

En el marco de la euforia (estúpida, como todas) de la resaca post electoral, el cabeza de cartel de ese partido, Heinz Christian Strache, el cual, como los cantantes que traía Jose Luis Moreno, no necesita presentación, dijo sobre poco más o menos que, después de lo sucedido en Alta Austria, el mundo iba a ver cómo el FPÖ se convertía en la fuerza política más votada. „Cosa que no sucede desde hace setenta años“, añadió.

Naturalmente, aquellos que están preparados para sacarle punta a todo lo que dice el ultraderechista (y así, amplificar sus palabras convirtiéndolas en algo prohibido y atractivo) hicieron cuentas y vieron que 2015 menos 70 da la cifra mágica de 1945 y, en 1945, por lo menos hasta la primavera, el alcalde era un notorio nazi. Por lo cual, todos pensaron que Strache estaba añorando el éxito de los nazis y comparándose con ellos.

Como en el patio del recreo, empezaron a decir „!Halaaa!!Seño, seño! El Heinz Christian ha dicho nazi y lo que sigue“.

Pero hete aquí que a Strache le ha salido un defensor totalmente inesperado.

Se trata de Armin Wolf, periodista nada sospechoso de ser simpatizante del líder ultraderechista que representa todo lo contrario de lo que él es. Armin Wolf ha demostrado lo inteligente que es -es una de las personas más inteligentes de este país, sin ninguna duda- y su altura humana diciendo „en las redes“ que él piensa, honradamente, que Strache no estaba reivindicando el nazismo (en esta ocasión por lo menos) La clave está, claro en esa coletilla de „cosa que no sucede hace setenta años“ y es que, desde que hay elecciones democráticas (hace también setenta años) el FPÖ nunca ha sido el partido más votado en Viena.

Strache, cosa inusitada en él, incluso le ha agradecido al periodista el capote que le ha echado peeeeero, inexplicablemente, los más acérrimos seguidores del político ultraderechista, los mismos que le escriben anónimos llamándole „rata roja“ y deseándole una muerte lenta y dolorosa, han interpretado las palabras de Armin Wolf como críticas al que ven como el mesías, y se han lanzado en tromba -y para sorpresa del propio Armin Wolf- a ponerle a caldo en internet.

Es en esos momentos en donde Armin Wolf ha debido de tener la misma sensación que cuando uno ve Sálvame y otras mierdas semejantes !Y pensar que el voto de esta gente es igual de válido que el mío! Pues eso.


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