#Obergrenze

Oculus deiLa palabra que más se ha leido y más se ha dicho hoy en Austria ha sido „Obergrenze“ la nueva „Zaun“. No te quedes sin saber por qué.

21 de Enero.- La palabra que más se ha leido hoy en toda Austria, y probablemente una de las que más se ha dicho es Obergrenze. O sea, el límite, la frontera superior. Ayer, en el Zeit Im Bild, telediario de las diez de la noche que dirige Armin Wolf, comparecieron la Ministra del Interior austriaca, Sra. Mikl-Leitner y el neo ministro de defensa, señor Juanpe Doskozil, y le anunciaron a la población de Esta Pequeña República que el Gobierno, en pleno uso de sus facultades gubernativas, les debía una explicación, y que esa explicación que les debía, se la iba a dar y que dicho gobierno había decidido que este año Austria admitiría 37.000 refugiados y que a partir del 37.001 pues…Eso: que Obergrenze.

Considerando que el año pasado, en los días más cálidos, llegaban a Burgenland unas 3000 personas diarias y que en la frontera con Salzburgo hubo picos de 2000, la verdad es que un límite de 37000 puede parecer bastante modesto (por no decir un poco ridi, aunque esté feo) pero el caso es que la cara de ajo de la Sra. Ministra no dejaba (o no quería dejar) lugar a dudas en cuanto a la firme voluntad del Gobierno austriaco. Aunque claro, uno se puede decidir también muy firmemente a que nieve el treinta y uno de agosto, pero luego…En fin, que la naturaleza hace lo que quiere.

La siguiente pregunta de Armin Wolf anoche, en el telediario, estaba clara: Señora Ministra, Señor neo-ministro y a partir del refugiado 37001 ¿Qué hacemos, gases lacrimógenos, alambradas, „la guindilla picanta“?

Naturalmente, los dos miembros del Gobierno personados en el plató del Zeit Im Bild renunciaron a decir nada en esta dirección. Juan Pedro Diskozil dijo que él no quería plantear la conversación en aquellos términos (Y todas las personas sensatas, que hemos visto lo que hacían los bestias de los húngaros en verano, pensábamos en el salón de nuestra casa ¿En qué términos, entonces, carita de emperaor?) su compañera la ministra le echó un capote y le dijo que Esta Pequeña República no estaba llamada por Dios nuestro Señor a salvar el mundo ella solita y que había llegado la hora de que otros países europeos también acogieran refugiados en „los países seguros de nuestro entorno“ (países seguros del entorno de Esta Pequeña República que, por cierto, se han puesto de perfil hasta el momento, porque ya se sabe que ellos abominan de la Europa de „los vegetarianos y las bicicletas“).

En el Gobierno austriaco se confía en la capacidad de mediación de la Unión y en que, en algún momento del futuro próximo, sean activados los llamados hotspots, o sea, lugares en que se pueda registrar a los refugiados (registrarles quiere decir documentar su paso) y luego repartirlos por la Unión Europea porque los refugiados tienen derecho a que se les proteja, pero no a decidir al país en el que quieren refugiarse.

Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que, siendo optimistas, la decisión del Gobierno austriaco, se pongan como quieran sus componentes, está destinada a tener una eficacia digamos que limitada.

Desde mi punto de vista, es una decisión que está destinada, sobre todo a ser interpretada en clave de política interior (cuando las barbas de Merkel veas cortar, pon las tuyas a remojar).

Dejando aparte las interminables dificultades logísticas y la carga presupuestaria que exige alojar y alimentar -como la ley austriaca prescribe- a varios miles de personas a cuenta del erario, está también que este es un año electoral –se elije presidente/a y que probablemente vaya a haber un adelanto electoral de los comicios legislativos. La coalición social-popular que en este momento rige los destinos de Austria sabe que quien se está llevando (tristemente) todos los réditos en lo referente a la cuestión de los refugiados es la ultraderecha, con su lenguaje bronco y su mensaje del miedo.

Naturalmente, roto el tabú, los partidos en el Gobierno austriaco necesitan demostrar que ellos también pueden ser fuertes si les dejan y por eso, y por lo de limitar el llamado „efecto llamada“ esto de la cuota.

El caso es que todo el mundo, en las alturas del poder, le teme a la llegada del buen tiempo. Y probablemente, este verano, veremos cosas que no hubiéramos querido ver nunca. Y mucho menos aquí, en Esta Pequeña República, ya nunca más una isla afortunada en medio de un mar de tribulación.


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Comentarios

Una respuesta a «#Obergrenze»

  1. […] mis lectores, y si no se lo digo yo, que el Gobierno austriaco, hace días y como aviso a navegantes (particularmente a los menesterosos navegan…en cualquier caso, de 80 solicitudes al día de asilo. Naturalmente, semejante decisión no tiene […]

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