El día 27 de Agosto del año pasado se produjo un macabro hallazgo. Ni Austria ni Europa son las mismas desde entonces. 8 cosas que han cambiado.
26 de Agosto.- el día 27 de Agosto de 2015, un martes, si no recuerdo mal, se produjo en Austria un macabro hallazgo. En un desvío de la autopista que, saliendo de Viena, atraviesa Burgenland y llega a Hungría, concretamente en la localidad de Parndorf, se encontró un camión frigorífico en el que habían muerto de una manera horrible varias decenas de personas, hombres, mujeres y niños, procedentes casi todos de Afganistán.
Fue el pistoletazo de salida para lo que se llamó „la crisis de los refugiados“. Hoy, un año después, como decía el poeta y a mí me gusta citar „nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos“. Hagamos un repaso de los cambios que se han producido en Austria y en Europa. Algunos, para bien.
1.- El primer cambio fundamental es que, por lo menos desde la década de los noventa del siglo pasado, en Austria „no pasaban cosas“. O sea, que desde la guerra que despedazó la antigua Yugoslavia, aquí la gente se había acostumbrado a que las guerras eran en desiertos lejanos, que hubiera dicho Aznar y por lo tanto, sus muertos, sus víctimas, meros numeritos en una estadística. Por primera vez en mucho tiempo, las víctimas llegaban a Austria y llegaban por miles, tenían cara, biografía, tenían niños, tenían peculiaridades culturales diferentes de aquellas a las que los austriacos estaban acostumbrados. Eran gente que necesitaba cosas, que pedía. Y esto colocó a la sociedad austriaca en una situación de estrés para la que hubo (y hay aún) dos reacciones muy diferenciadas.
2.- Una ola de solidaridad, que aún dura y que se extendió por toda Austria y que alcanzó su punto álgido a la altura de septiembre de 2016. Adonde el Estado por lentitud, por falta de previsión o simplemente por estrechez de miras, no consiguió llegar, llegó la solidaridad de miles de ciudadanos austriacos, hasta el punto de que yo escuché, emocionado, como el presidente de la Cruz Roja de Burgenland, tenía que pedir por radio que la gente no entregase más mantas, ni más juguetes, ni más comida porque no daban abasto a clasificarlas.
3.- Naturalmente, existe una parte de la población austriaca no sale tan bien parada del asunto y es que, durante estos últimos doce meses, la xenofobia ha salido del armario y, de manera insensible, lo que antes era tabú, ha dejado de serlo. Incluso se han producido incidentes aislados (violentos) como la quema de un edificio que había sido construido por la cruz roja para alojar refugiados. Asimismo, se han hecho correr todo tipo de bulos asquerosos a propósito de las personas que venían. Para tranquilizar su conciencia, o por puro deseo de medro polítio personal o partidista, se ha tachado a los pobres refugiados de todo lo posible. Se les ha llamado ladrones, se les ha llamado delincuentes, se ha dicho que son terroristas camuflados, se ha dicho que van de pobres pero que tienen móviles de última generación. Pero eso no ha sido todo, la ultraderecha y los medios y los ciudadanos que la apoyan, no se han contentado con calumniar a toda esa pobre gente que, en un 99% de los casos no ha dado un ruido, sino que también ha tratado de minar la reputación de quienes les ayudan. Se ha hecho correr el bulo de que Cáritas regalaba móviles de última generación a los refugiados, se ha dicho que los refugiados vivían a cuerpo de rey a costa del dinero del Estado, y un largo etcétera de infamias semejantes.
4.- La llegada de refugiados a Europa ha hecho patente la brecha entre las dos Uniones Europeas: entre la Unión Rica y la Unión Pobre. La parte de la Unión del „wir schaffen das“ (vamos a conseguir esto), la que se aferra a unos valores muy determinados de democracia, laicidad y diversidad, y la Unión pobre, la de los Gobiernos islamófobos, reaccionarios, de la veta autoritaria y del fundamentalismo cristiano. El premier polaco ha llegado a decir que „vamos a acabar con la Unión Europea de la bicicleta, las buenas personas y el vegetarianismo“. Este es el nivel, señora. En Austria, incluso es probable que vayamos a tener un presidente al que sacaron demasiado pronto del bancal y que por eso se ha quedado cojito para toda la vida (Amanece, que no es poco).
5.- Derivado de lo anterior: se ha fortalecido la alianza transeuropea de una serie de fuerzas políticas si no financiadas por lo menos sí alentadas desde la Federación Rusa al objeto de debilitar a la Unión Europea y recuperar su influencia en los antiguos países de la órbita soviética. La ultraderecha austriaca, la holandesa y la francesa son ya número uno en intención de voto en sus países respectivos, apoyadas por medios de comunicación empeñados en crear una histeria absolutamente injustificada alrededor de los refugiados y de su venida.
6.- Sí: lo sé: durante los últimos 365 días también se ha fortalecido el terrorismo de signo islamista, lo cual ha producido, junto con las campañas histéricas de los medios de comunicación, una gran inestabilidad en sistemas democráticos que creíamos fuertes (Francia lleva ya un año en estado de excepción) . Sin embargo, en su gran mayoría los atentados islamistas no han sido perpetrados por refugiados, sino por personas que ya vivían en los países, algunos, desde hace muchos años.
7.- La llegada de los refugiados y, no lo olvidemos, su permanencia, nos van a obligar más tarde o más temprano, a repensar nuestras sociedades y nuestro concepto de la integración de las minorías. Y es imprescindible tener un concepto. Por ejemplo, nuestro concepto de las libertades públicas y de la libertad religiosa; y las relaciones entre la religión y el poder político. Y es que ¿Qué mérito tiene la libertad cuando solo aceptamos lo que es igual que nosotros? O, también, definir lo que es „europeo“ y lo que no. De manera recurrente se lee la gilipollez de que „el islam no es europeo“ y es una gilipollez porque el islam ya es europeo. Tan europeo como el cristianismo. Desde el momento en que hay un gran número de ciudadanos europeos que practican esa religión o que, sin practicarla, han nacido y han crecido en ese entorno cultural. En Francia, el fenómeno data de los años sesenta del siglo pasado. Obstinarse en decir que una cosa que viene sucediendo desde el siglo pasado „no pertenece a nuestro sistema de valores“ es no ya una tontería, sino abiertamente una temeridad.
8.- La llegada de los refugiados ha hecho que se abra un debate (bastante sano, en mi opinión) al respecto de la integración de la diferencia en la sociedad austriaca en particular y en la europea en general y también a propósito de cómo queremos que sean, en el futuro, las relaciones entre los países de Europa. A estas alturas de la película, parece que si queremos que la Unión sobreviva (y debemos querer que sobreviva, porque es uno de los mejores inventos que hemos inventado los europeos durante toda nuestra historia, aunque solo fuera porque, desde hace casi 100 años, no hay guerras entre los europeos) la Unión necesita reformas: y reformas encaminadas a más Europa y no a menos. Es la única manera de competir en un mundo cada vez más globalizado y de seguir disfrutando de las inmensas ventajas de las que disfrutamos ahora.
A ver lo que puedo escribir dentro de 365 días.
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