La copa de europa, los juegos olímpicos, los conciertos de Taylor Swift o la muerte de Lugner. Un verano movidito.
29 de Diciembre.- ¿Cómo hay que ser de famoso -y de vanidoso, claro- para que le pongan tu nombre a un mes? Julio César era las dos cosas: famoso y vanidoso. Y por eso le pusieron su nombre a un mes. El de 2024 fue el mes de la copa de Europa y de las olimpiadas de París, ambos eventos con resonancia mundial y que nos dieron grandes momentos. A pesar de no celebrarse en Austria, también hubo sus ecos en Esta Pequeña República. Por ejemplo, un residuo tóxico que responde al nombre de Moritz Grainer (juventudes del FPÖ) publicó un video asqueroso (racista, qué si no) relacionado con la cantidad de melanina que los jugadores de la selección austriaca tenían en su piel.
Al tal Grainer (y al partido que, en estos momentos, tiene un 35% de intención de voto en Austria, no lo olvidemos) le parecía mal que hubiera jugadores en la selección austriaca que fueran oscuritos de piel. Su objetivo es que solo haya jugadores rubios y blancos.
Ante el aluvión de críticas, el vídeo fue borrado. Se trata de la práctica habitual en los ultras. Tirar la piedra (el vídeo, en este caso) y esconder la mano.
Parece mentira que la gente no aprenda.
El papel de Austria en los juegos olímpicos de París fue más bien discretito, como viene siendo habitual. No quitó este hecho para que todos nos emocionásemos con Celine Dion cantando (en riguroso playback, eso sí) desde la torre Eiffel húmeda por la lluvia.
En Julio llegó también a Austria la empresa que robab…Digoooo que leía los iris de las personas y que almacenaba la información. En España se le ha obligado a borrar todos los datos obtenidos, porque está rigurosamente prohibido que cualquier ciudadano europeo ceda sus datos personales a perpetuidad a una empresa sin que tenga posibilidad de recurrir y, sobre todo, que ceda a perpetuidad datos por los que se pueda suplantar su identidad.
El constitucional austriaco también le dio la razón al Estado austriaco en el asunto de la financiación de la ORF. Un grupo de personas que no querían pagar interpusieron un recurso de inconstitucionalidad ante el alto tribunal austriaco. El cual no dijo que el sistema de financiación de la radiotelevisión pública estuviera bien, ojo, sino que el Constitucional no era el sitio para protestar. La extrema derecha lleva anunciando desde el uno de enero que, en el caso que llegue al poder, derogará este sistema de pago y troceará la ORF hasta dejarla irreconocible.
Entró Agosto en medio de rumores de lo que sería la vida política austriaca tras las elecciones. Sin embargo, desmintió el octavo mes del año la fama que tiene de tranquilo y vacacional. No llevábamos ni una semana cuando se supo que el grupo de activistas en contra del cambio climático Letzte Generation había tirado la toalla, lo cual era como resignarse a que el fin del mundo, tal y como lo conocemos, es un hecho inevitable.
Fue una noticia amarga, por lo que tiene de simbólica, sobre todo en este año que se ha coronado (funestamente) como el más cálido desde que se tiene mediciones.
También en Agosto estaba previsto que Taylor Swift, la cantante norteamericana, diera tres conciertos en Viena.
Fueron suspendidos (a tiempo, por suerte). De no haberse suspendido es probable que hubiera habido una tragedia, ya que varios terroristas aficionados habían planeado atentar durante estos acontecimientos lúdicos. Lo fueron, por suerte, aunque Taylor Swift no cantase, ya que los “swifties”, los fanes y las fanas de la diva se encargaron de alegrar la ciudad de Viena con sus cánticos y sus brilli brillis.
Trajo también Agosto una noticia luctuosa: la muerte (por extrema vejez) de Richard Lugner.
Presencia infaltable en los eventos sociales, cara amable de las ideologías más hediondas (era un notorio simpatizante de la extrema derecha), Lugner era famoso por su colección de amantes emputecidas, a las que ponía nombres de animales formando un zoo sórdido.
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